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Martha Morales

La mirada humana

Hay un proverbio árabe que dice: “Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación”.  

No podemos ver todo, mirar todo, no podemos oír todo. Lo que miramos influye en nuestro mundo interior. Aprender a mirar es también aprender a no mirar. Todo lo que penetra a nuestros sentidos, penetra en nuestra conciencia. La mirada limpia es importante por que, si no hay castidad y pureza no se da el amor.  

La gran mentira


 

La gran mentira de nuestro tiempo es que los condones y la “educación sexual” son la respuesta al problema del embarazo adolescente y el modo de evitar las enfermedades de transmisión sexual. Por el contrario, la “educación sexual” que se pretende impartir es parte del problema, y no parte de la solución.

 

La ficción en la novela de El Quijote

 

Mario Vargas Llosa dice que, antes que nada, Don Quijote de la Mancha es una imagen: la de un hidalgo cincuentón y tan esquelético como su caballo Rocinante, que, acompañado por un campesino basto y gordinflón montado en un asno, que hace las veces de escudero, recorre las llanuras de la mancha, heladas en invierno y candentes en verano, en busca de aventuras.  

La eternidad

       

La eternidad es un concepto que cuesta entender. Un profesor nos lo 

trataba de explicar preguntando:

-¿Cuál es la montaña más alta del mundo?

-El Everest.

-¿Cuál es la materia más dura?

-¡El diamante!

Imagina una montaña como el Everest hecha de diamante. Cada mil años va a 

pasar un pajarito a darle un picotazo. El pajarito va a acabar de deshacer y 

trasladar la montaña y la eternidad no terminará.

La convivencia con los hijos

 

Hay que fomentar la convivencia entre padres e hijos: sólo así se da una verdadera transmisión de valores. El niño aprende a ver el mundo como lo ven sus padres.

Sus recuerdos más vivos coinciden con los pasatiempos que pasaron al lado de sus papás: cuando fueron a un restaurante, cuando reparaban la bicicleta, cuando iban de paseo, etc. 

La Comunión de los santos

La Comunión de los santos

 

“Es voluntad de Dios que en este mundo las almas se comuniquen entre sí los dones celestiales por medio de la oración, para que llegadas a la patria celestial, puedan amarse con amor de gratitud y con afecto mucho mayor todavía que el de la familia más ideal que pueda existir en la tierra. (...) Allí no habrá miradas indiferentes, porque todos los santos se deberán mutuamente algo”, escribe Santa Teresita del Niño Jesús.