Asaltos bancarios
¿Quién de nosotros no ha visto en un parque la típica escena protagonizada por dos minúsculos niños que terminan llorando mientras se dirime la propiedad legal de una pelota? Este tipo de conflictos tiene una explicación muy sencilla. Cuando un pequeñito se encuentra una pelota, un triciclo, o cualquier otra cosa, simple y sencillamente la considera como suya. Su razonamiento es elemental: Niño (o sea yo) pelota; pelota niño, niño-pelota; pelota-niño... sin más trámites.