La Virgen Morena
De tez morena como el trigo maduro. Ni mayor, ni niña: Joven. Las cejas bien marcadas; sus ojos dulces -verde claro el color- entornados; la boca firme, como queriendo sonreír, el mentón redondo y gracioso. Pelo oscuro, partido al medio. El manto inclinado hacia atrás con fimbria dorada, verde azulado. Esbelto el cuello, como el de las mujeres humildes de esta tierra; inclinada la cabeza. La expresión serena refleja la grandeza de llevar en su seno al Hijo de Dios.