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sacerdocio

Pues hazte cura...

 

Allá por los años sesentas, un queridísimo sacerdote a quien debo mucho, circulaba por calles del Distrito Federal en un coche “Valiant” de aquel año, que un amigo le había prestado para ir a confesar. Es cierto que entonces aquel coche, sin ser lujoso, llamaba la atención.