Esposos y padres, cooperadores de Dios
El amor matrimonial es un anticipo del cielo cuando nace y crece como donación generosa, sin límites. Ser generoso para pensar en el otro, en la otra; hacer de la vida diaria un esfuerzo para darse enteramente; abrirse con esperanza y espíritu de servicio a la llegada de cada uno de los hijos.