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Erotismo virtual ¿liberados u obsesionados?

Hace unos meses mi esposo comenzó a pasar mucho tiempo frente a la computadora, a altas horas de la noche y en la madrugada, diciéndome que tenía que "buscar información". Hace unos días entré inesperadamente al cuarto y lo sorprendí mirando escenas eróticas... Me dijo que era pura curiosidad. Cuando me fijé mejor en lo que estaba viendo, me dieron náuseas, pues se trataba de una mujer "virtual" a la que él podía acariciar "virtualmente" y concederle todos los deseos eróticos más desenfrenados. Él se sintió avergonzado y me prometió que no lo haría más.

Lo virtual y lo real

La experiencia la hemos pasado gran parte de los mortales. Estábamos viendo un filme apasionante, cuya trama nos había captado de pies a cabeza.

Sentados cómodamente en la butaca, vivimos, durante dos horas, inmersos en los personales avatares de los protagonistas del filme. Sufrimos, nos emocionamos y hasta disfrutamos en una virtual personalidad, ajena a la

nuestra. Al concluir el filme, recuperamos nuestra personalidad real .

Volvimos a ser nosotros mismos, atados a la realidad cotidiana y circundante. Eso fue todo.