La meta
La humanidad camina imparable hacia su futuro. El futuro definitivo no es otro que Dios. Todos vamos día a día caminando hacia la Casa del Padre. He aquí el sentido último de nuestra existencia.
La Iglesia celebra el día de la Ascensión el triunfo glorioso de Cristo, nuestra cabeza. Él es nuestra meta y el punto Omega de nuestra peregrinación terrena.