Despertar al Cristo dormido en nosotros
Se levantó una fuerte borrasca...
Mc 4,35-41
La fe nos exige creer en la presencia de Dios, incluso cuando no lo sentimos.
La vida es como una ensalada bien variada: hay momentos de tranquilidad y de turbación. A veces nos sentimos con tanta fuerza como para mover el mundo con un dedo y otras veces nos sentimos caídos en el fondo de un pozo, abandonados, sin esperanza.