La ética en el estado pluralista
El pluralismo es un dato ineliminable en muchas sociedades de nuestro tiempo. En el mismo estado, en la misma ciudad, conviven personas de ideas, religiones, culturas distintas, a veces muy distintas...
El gobierno, el parlamento, las autoridades locales, no pueden ignorar este dato. Surge, entonces, la pregunta: ¿es posible legislar y gobernar según una ética que debería ser aceptada por todos? ¿O hay que limitarse a normas muy genéricas que garanticen la máxima libertad a las personas y a los grupos?