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celo apostólico

El buen pastor y el mercenario

 
Carta Abierta a los Señores Curas Muy Señores Míos:

Permítanme que les hable con toda franqueza, de sacerdote a sacerdote y de pastor a pastor.

Admiro la entrega de muchos de ustedes, su celo apostólico, su espíritu de sacrificio y la aceptación serena de su soledad e incomprensión de parte de muchos.

Pero al mismo tiempo no logro entender cierto desaliento y falta de visión con relación a nuestras masas católicas, que se sienten como desamparadas ante el acoso constante de los lobos rapaces.