LUNES 21
Santos: Mateo, apóstol y evangelista; Jonás, profeta, y Lorenzo Imbert y compañeros, mártires. Fiesta (Rojo)
ANTÍFONA DE ENTRADA (Mt 28, 19-20)
Vayan y prediquen a todos los hombres, bautizándolos y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado, dice el Señor.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios misericordioso, que elegiste a san Mateo, un recaudador de impuestos, para hacerlo apóstol tuyo, ayúdanos, por su intercesión, a cumplir nuestras responsabilidades en esta vida como verdaderos apóstoles de Cristo, que vive y reina contigo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 4, 1-7. 11-13
Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz.
Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también sólo una la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos. Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. Él fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
La riqueza espiritual de la Iglesia son sus carismas y sus ministerios. El Espíritu de Dios asiste a la comunidad, a la que adorna con dones que respondan a los desafíos más urgentes.
Del salmo 18 R/. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.
Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo trasmite a la otra noche. R/.
Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido, y su mensaje hasta el fin del mundo. R/.
ACLAMACIÓN R/. Aleluya, aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles. R/.
Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Mateo: 9, 9-13
En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió.
Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publícanos y pecadores?". Jesús los oyó y les dijo: "No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Jesús se dirige a Mateo, un funcionario al servicio del fisco romano, para invitarle a anteponer los intereses de Dios a los del Imperio Romano. Hay que servir a Dios antes que al dinero.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, los dones que te presentamos en la fiesta del apóstol y evangelista san Mateo y, como fruto de esta Eucaristía, concede a tu Iglesia mantenerse fiel al Evangelio predicado por los apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o II de los Apóstoles
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (cfr. Mt 9,10-13)
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, dijo el Señor a quienes murmuraban de que estuviera comiendo en casa de Mateo con publícanos y pecadores.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Tú, que nos has hecho partícipes en esta Eucaristía del júbilo de san Mateo al recibir en su casa a Jesucristo, concédenos, Señor, la gracia de no separarnos nunca de tu Hijo y de esforzarnos por darlo a conocer. Por Jesucristo, nuestro Señor.