DOMINGO 14
XI DOMINGO ORDINARIO
Santos: Eliseo, profeta, y Anastasio, Félix y Digna de Córdoba, mártires. Beato Gerardo de Claraval, monje. (Verde)
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 26, 7. 9)
Escucha, Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro del profeta Ezequiel: 17, 22-24
Esto dice el Señor Dios: "Yo tomaré un renuevo de la copa de un gran cedro, de su más alta rama cortaré un retoño. Lo plantaré en la cima de un monte excelso y sublime. Lo plantaré en la montaña más alta de Israel. Echará ramas, dará fruto y se convertirá en un cedro magnífico. En él anidarán toda clase de pájaros y descansarán al abrigo de sus ramas.
Así, todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo los árboles altos y elevo los árboles pequeños; que seco los árboles lozanos y hago florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Éste es un oráculo que anuncia la futura restauración. El nuevo comienzo no será obra humana. Dios mismo hará una plantación nueva. Israel será un cedro magnífico que Dios hará crecer.
Del salmo 91 R/. ¡Qué bueno es darte gracias, Señor!
¡Qué bueno es darte gracias, Dios altísimo, y celebrar tu nombre, pregonando tu amor cada mañana y tu fidelidad, todas las noches! R/.
Los justos crecerán como las palmas, como los cedros en los altos montes; plantados en la casa del Señor, .en medio de sus atrios darán flores. R/.
Seguirán dando fruto en su vejez, frondosos y lozanos como jóvenes, para anunciar que en Dios, mi protector, ni maldad ni injusticia se conocen. R/.
Lectura del la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5, 6-10
Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.
Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
El cristiano vive en este mundo como forastero, sabedor de que su destino definitivo será el Señor. La esperanza cristiana lo fortalece para vivir tratando de ser agradable a Dios.
ACLAMACIÓN R/. Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R/.
Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Marcos: 4, 26-34
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha".
Les dijo también: "¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra".
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Este par de parábolas pone de relieve una verdad evidente. El obrar de Dios en el corazón humano es discreto y misterioso. La novedad del Reino inicia con esfuerzo y modestia.
Credo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que en estos dones que te presentamos has otorgado al hombre el pan que la alimenta y el sacramento que le da nueva vida, haz que nunca llegue a faltamos este sustento del cuerpo y del espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 17, 11)
Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado, para que, como nosotros, sean uno, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que nuestra participación en este sacramento, signo de la unión de los fieles en ti, contribuya, Señor, a la unidad de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO .- Estamos tan abrumados por la enormidad de nuestros males sociales que nos viene la tentación de darles la espalda. No podemos hacerlo porque incumpliríamos nuestra responsabilidad como ciudadanos y como creyentes. La crisis económica, la inseguridad social y los demás desafíos que nos aquejan se resolverán en la medida en que asumamos los retos más pequeños. La cooperación y el esfuerzo solidario nos permitirán alcanzar pequeñas victorias. Lo anterior nos alentará a seguir adelante. Sin que nos demos cuenta, trabajando con constancia y generosidad, remontaremos la crisis. Cuando llegue la hora de recoger los frutos, ya no nos acordaremos de la hora fatigosa de la siembra. Así es el reinado de Dios.