JUEVES 28
Feria (Blanco)
ANTÍFONA DE ENTRADA (Hb 4, 16)
Acerquémonos confiadamente a Dios, fuente de bondad, a fin de alcanzar su misericordia y su gracia en el tiempo oportuno. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Señor, que el Espíritu Santo nos conceda abundantemente sus dones, para que podamos conocer tu voluntad y ajustemos a ella nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: 22, 30, 23, 6-11
En aquellos días, el comandante, queriendo saber con exactitud de qué acusaban a Pablo los judíos, mandó que le quitaran las cadenas, convocó a los sumos sacerdotes y a todo el sanedrín, y llevando consigo a Pablo, lo hizo comparecer ante ellos. Como Pablo sabía que una parte del sanedrín era de saduceos y otra de fariseos, exclamó: "Hermanos: Yo soy fariseo, hijo de fariseos, y me quieren juzgar porque espero la resurrección de los muertos": Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, que ocasionó la división de la asamblea. (Porque los saduceos niegan la otra vida, sea de ángeles o de espíritus resucitados; mientras que los fariseos admiten ambas cosas.) Estalló luego una terrible gritería y algunos escribas del partido de los fariseos, se pusieron de pie y declararon enérgicamente: "Nosotros no encontramos ningún delito en este hombre. ¿Quién puede decimos que no le ha hablado un espíritu o un ángel?". El alboroto llegó a tal grado, que el comandante, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó traer a la guarnición para sacado de allí y llevárselo al cuartel. En la noche siguiente se le apareció el Señor a Pablo y le dijo: "Ten ánimo, Pablo; porque así como en Jerusalén has dado testimonio de mí, así también tendrás que darlo en Roma". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Con palabras pertinentes Pablo se libra de las acusaciones de sus adversarios. Al anochecer, el apóstol escucha palabras de aliento y se dispone a emprender el camino de la misión hacia Roma.
Del salmo 15 R/. Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Aleluya.
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; mi vida está en sus manos. R/.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con Él a mi lado, jamás tropezaré. R/.
Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción. R/.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. R/.
ACLAMACIÓN (Jn 17, 21) R/. Aleluya, aleluya.
Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, somos uno. Así el mundo creerá que tú me has enviado, dice el Señor. R/.
Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Juan: 17, 20-26
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: "Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí. Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Los futuros creyentes acogen la predicación cristiana persuadidos por el testimonio de unidad y amor fraternos que les ofrecen los misioneros enviados por Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, estos dones que hemos preparado para el sacrificio eucarístico, y transforma toda nuestra vida en una continua ofrenda. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de Pascua o de la Ascensión.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 16, 7)
Yo se lo aseguro, dice el Señor: Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Espíritu consolador. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que esta Eucaristía, Señor, nos haga comprender tus designios y nos comunique tu misma vida divina, para que seamos dignos de recibir los dones de tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.