MIÉRCOLES 13
Nuestra Señora de Fátima
(Blanco)
ANTÍFONA DE ENTRADA (cfr. Hch 1, 14)
Los discípulos perseveraban en la oración con un mismo espíritu en compañía de María, la Madre de Jesús. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios y Padre nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo fuera también nuestra Madre, concédenos que, perseverando en la penitencia y en la oración en favor de la salvación del mundo, podamos promover cada vez con más eficacia el reinado de Cristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que vive y reina contigo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: 15, 1-6
En aquellos días, vinieron de Judea a Antioquía algunos discípulos y se pusieron a enseñar a los hermanos que si no se circuncidaban conforme a la ley de Moisés, no podrían salvarse.
Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; al fin se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más fueran a Jerusalén para tratar el asunto con los apóstoles y los presbíteros. La comunidad cristiana los proveyó para el viaje, y ellos atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los paganos, y los llenaban de gozo con esta noticia.
Al llegar a Jerusalén, fueron recibidos por la comunidad cristiana, los Apóstoles y los presbíteros, y ellos refirieron todo cuanto Dios había hecho por su medio. Pero algunos de los fariseos convertidos intervinieron diciendo: "Hay que circuncidar a los paganos y exigirles que cumplan la ley de Moisés". Entonces se reunieron los apóstoles y los presbíteros para examinar el asunto. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Cada corriente espiritual aboga por su peculiar punto de vista. Aunque los ánimos se caldean, los apóstoles mantienen la cordura y exhortan a realizar un diálogo fraterno.
Del salmo 121 R/. Vayamos con alegría al encuentro del Señor. Aleluya.
¡Qué alegría sentí cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. R/.
Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: "La paz esté contigo". Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.
ACLAMACIÓN (Jn 15, 4. 5) R/. Aleluya, aleluya.
Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante. R/.
Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Juan: 15, 1-8
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.
Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Dios es el viñador que planta a Jesús como una vid selecta y fecunda. El Padre producirá en esa vid conformada por Jesús y los suyos, el fruto supremo del amor fraterno.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al celebrar esta festividad de la santísima Virgen María, te presentamos, Señor, nuestras ofrendas y te pedimos que tu Hijo, Jesucristo, que se ofreció a ti en la cruz como ofrenda inmaculada, venga siempre en nuestra ayuda. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de Santa María Virgen.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Confírmanos, Señor, en la fe de estos misterios que hemos celebrado, para que quienes confesamos como verdadero Dios y verdadero hombre al Hijo de la Virgen María merezcamos llegar a las alegrías eternas en virtud de su resurrección salvadora. Por Jesucristo, nuestro Señor.