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Lecturas del Viernes 1° de Mayo de 2009

VIERNES 1 

Feria (Blanco) 

ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 5, 12) 

Digno es el Cordero que fue sacrificado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. Aleluya. 

ORACIÓN COLECTA 

Dios todopoderoso, que nos has dado la gracia de conocer la resurrección de tu Hijo, haz que resucitemos a una vida nueva por medio de tu Espíritu de amor. Por nuestro Señor Jesucristo... 

SAN JOSÉ OBRERO 

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 127, 1-2) 

Dichoso el que teme al Señor y cumple su voluntad. Él gozará él fruto de su trabajo, tendrá prosperidad y alegría. Aleluya 

ORACIÓN COLECTA 

Dios nuestro, Creador del universo, que has querido que el hombre colabore con su trabajo al perfeccionamiento de tu obra y al bien de sus hermanos, por intercesión de san José, y a ejemplo suyo, concédenos comprender y realizar la misión que nos has encomendado aquí, a cada uno. Por nuestro Señor Jesucristo... 

LITURGIA DE LA PALABRA 

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: 9, 1-20 

En aquellos días, Saulo, amenazando todavía de muerte a los discípulos del Señor, fue a ver al sumo sacerdote y le pidió, para las sinagogas de Damasco, cartas que lo autorizaran para traer presos a Jerusalén a todos aquellos hombres y mujeres seguidores del Camino. Pero sucedió que, cuando se aproximaba a Damasco, una luz del cielo lo envolvió de repente con su resplandor. Cayó por tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". Preguntó él: "¿Quién eres, Señor?". La respuesta fue: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate. Entra en la ciudad y allí se te dirá lo que tienes que hacer". Los hombres que lo acompañaban en el viaje se habían detenido, mudos de asombro, pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía abiertos los ojos, no podía ver. Lo llevaron de la mano hasta Damasco y allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber. 

Había en Damasco un discípulo que se llamaba Ananías, a quien se le apareció el Señor y le dijo: "Ananías". Él respondió: ''Aquí estoy, Señor". El Señor le dijo: "Ve a la calle principal y busca en casa de Judas a un hombre de Tarso, llamado Saulo, que está orando". Saulo tuvo también la visión de un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para que recobrara la vista. 

Ananías contestó: "Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus fieles en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para poner presos a todos los que invocan tu nombre". Pero el Señor le dijo: "No importa. Tú ve allá, porque yo lo he escogido como instrumento, para que me dé a conocer a las naciones, a los reyes y a los hijos de Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi causa". 

Ananías fue allá, entró en la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: "Saulo, hermano, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me envía para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo". Al instante, algo como escamas se le desprendió de los ojos y recobró la vista. Se levantó y lo bautizaron. Luego comió y recuperó las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos en Damasco y las sinagogas, afirmando que Jesús era el Hijo de Dios Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. 

Ver o no ver. Saulo creía tener los ojos abiertos y sin embargo no veía. Necesitaba reconocer su extravío y dejarse guiar por Ananías para ser llenado con la fuerza del Espíritu Santo. 

Del salmo 116 R/. Que aclamen al Señor todos los pueblos. Aleluya. 

Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos. R/. 

Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre. R/. 

ACLAMACIÓN (Jn 6, 56) R/. Aleluya, aleluya. 

El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él, dice el Señor. R/. 

Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Juan: 6, 52 59 

En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". 

Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. 

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo, por Él, así también el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre". 

Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. 

ACLAMACIÓN (Sal 67, 20) R/. Aleluya, aleluya. 

Bendito sea el Señor día tras día, que nos lleve en sus alas y nos salve. R/. 

Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Mateo: 13, 54-58 

En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma que todos estaban asombrados y se preguntaban: "¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y uno son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?". Y se negaban a creer en El. 

Entonces, Jesús les dijo: "Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa". Y no hizo muchos milagros ahí por la incredulidad de ellos. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. 

Los habitantes de Nazaret, probablemente emparentados en su mayoría con Jesús, se desconciertan ante la inexplicable autoridad con la cual Dios actúa en el hijo de José y María. 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Acepta, Señor, estos dones que hemos preparado para el sacrificio eucarístico, y transforma toda nuestra vida en una continua ofrenda. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Prefacio I-V de Pascua. 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 

Cristo, que murió en la cruz, ha resucitado ya y nos ha redimido. Aleluya. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Te suplicamos, Señor, que esta Eucaristía, que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria suya y en la cuál hemos participado, nos una cada vez más con el vínculo de tu amor. 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Dios de toda bondad, acepta, los dones que te presentamos en esta: fiesta de san José Obrero, y haz que esta Eucaristía sea para nosotros fuente de vida cristiana y salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Prefacio de san José: en la conmemoración. 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Col 3. 17). 

Todo lo que hagan de palabra o de obra, háganlo en el nombre de Jesús, el Señor, dando gracias por su medio a Dios Padre. Aleluya. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Que el amor que nos has manifestado al hacemos partícipes de esta Eucaristía, sea para nosotros, Señor, el estímulo para cumplir con nuestras obligaciones diarias y la razón profunda de nuestra paz interior. Por Jesucristo, nuestro Señor.