Lecturas Miércoles 11 de Marzo de 2009
MIÉRCOLES 11
Santos: Eulogio de Córdoba, mártir; Esteban de Obacina, abad, y Vicente y Ramiro de León, mártires. Feria (Morado)
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 37, 22-23)
Señor, no me abandones, no te me alejes, Dios mío. Ven de prisa a socorrerme, Señor, mi salvador.
ORACIÓN COLECTA
Conserva, Señor, a tu pueblo en el camino del bien que tú le has señalado, y ayúdalo en sus necesidades temporales para que, sin angustias, pueda buscar los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro del profeta Jeremías: 18, 18-20
En aquellos días, los enemigos del profeta se dijeron entre sí: "Vengan, tendamos un lazo a Jeremías, porque no le va a faltar doctrina al sacerdote, consejo al sabio, ni inspiración al profeta. Vengan, ataquémoslo de palabra y no hagamos caso de sus oráculos".
Jeremías le dijo entonces a Dios: "Señor, atiéndeme. Oye lo que dicen mis adversarios. ¿Acaso se paga bien con mal? Porque ellos han cavado una fosa para mí. Recuerda cómo he insistido ante ti, intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu cólera". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
El profeta experimenta su desolación. Aunque todos traman planes maléficos en su contra, él sabe a quien aclamar. Dios escuchará sus ruegos y lo librará de la muerte.
Del salmo 30 R/. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
Sácame, Señor, de la trampa que me han tendido, porque tú eres mi amparo. En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. R/.
Oigo las burlas de la gente y todo me da miedo; se conjuran contra mí y tratan de quitarme la vida. R/.
Pero yo, Señor, en ti confío. Tú eres mi Dios y en tus manos está mi destino. Líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.
ACLAMACIÓN (Jn 8, 12) R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R/.
Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Maleo: 20, 17-28
En aquel tiempo, mientras iba de camino a Jerusalén, Jesús llamó aparte a los Doce y les dijo: "Ya vamos camino de Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará".
Entonces se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. El le preguntó: " ¿Qué deseas?”. Ella respondió: "Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino". Pero Jesús replicó: "No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?". Ellos contestaron: "Sí podemos". Y Él les dijo: "Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado".
Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
La familia de los zebedeos estaba habituada al reparto de prebendas y privilegios. Los poderosos recompensaban a sus aliados. Jesús no trae botín alguno para repartir. Jesús se asume como un servidor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos y por este santo intercambio de dones, líbranos de la esclavitud del pecado. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio 1-V de Cuaresma
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 20, 28)
El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida para redención de todos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que este sacramento que nos has dado, Señor, como prenda de inmortalidad, sea para nosotros una firme ayuda para alcanzar la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.