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Santo

San Everdardo

San Everardo

30 de Noviembre

Sacerdote

Significa “audaz, fuerte”. Viene de la lengua alemana.

Incluso cuando haya en el creyente dudas, la presencia del Espíritu Santo permanece, en los días apacibles como en las horas de aridez.

Dios no hace acepción de personas. A todos los quiere y llama por igual para que hagan en la vida algo concreto que ayude a los demás y se santifiquen.

Este joven nació de una familia rica y con el título de condes de Stahleck.

San Eustasio de Luxeüil

San Eustasio de Luxeüil

29 de marzo.

Nació Eustasio pasada la segunda mitad del siglo VI, en Borgoña.

Fue discípulo de san Columbano, monje irlandés que pasó a las Galias buscando esconderse en la soledad y que recorrió el Vosga, el Franco-Condado y llegó hasta Italia. Fundó el monasterio de Luxeüil a cuya sombra nacieron los célebres conventos de Remiremont, Jumieges, Saint-Omer, foteines etc.

San Eustaquio

San Eustaquio

20 de septiembre.

Significa “cargado de bellas espigas”. Viene de la lengua griega.

Cuando uno toma conciencia de que está hecho para el Señor, todo lo mira bajo el prisma de su amor.

El joven Eustaquio vivió entre los años 98-117. Sin duda alguna, al estudiar su personalidad, uno cae en la cuenta de que era el general más joven y apreciado en todo el imperio romano.

San Eusquerio

 20 de febrero

Obispo

Significa “de buena mano”. Viene de la lengua alemana.

Este joven francés, nacido en Orléans en el año 695, sintió en su corazón la llamada de Dios para hacerse religioso.

Entró en la célebre abadía de Jumièges y se pasó en ella siete años con una felicidad que irradiaba todo su rostro.

Sin embargo, Carlos Martel- oyendo las peticiones de los ciudadanos -, lo sacó de allí para nombrarlo obispo. El no quería e hizo oídos sordos.

San Eulogio de Córdoba

11 de Marzo

Arzobispo (año 859).

Eulogio significa: el que habla bien (Eu = bien, logios = hablar).

Dicen que San Eulogio es la mayor gloria de España en el siglo noveno. Vivió en la ciudad de Córdoba, que estaba ocupada por los musulmanes o mahometanos, los cuales solamente permitían ira misa a los que pagaban un impuesto especial por cada vez que fueran al templo, y castigaban con pena de muerte al que hablara en público de Jesucristo, fuera del templo.