Pasar al contenido principal

Oraciones a Dios Padre

Enséñame Señor Dios

        Enséñame Señor Dios...

        Enséñame Señor Dios
        a no saber, vivir sin tí,
        ni en salud o enfermedad
        ni en trabajo o descanso,
        ni en amor o soledad,
        ni en tristeza o alegría,
        ni al despertar o dormir..

¡En tus manos Señor!

        ¡En Tus manos!

        En tus manos Padre Santo y Misericordioso,

        ponemos nuestra vida,

        Tú nos la diste,

        Guíala y llénala de tus dones.

        Tú estás a nuestro lado,

        como roca sólida y amigo fiel,

En busca de Dios

        En busca de Dios

        ¡Te necesito, Señor Dios!,
        porque sin ti mi vida se seca.
        Quiero encontrarte en la oración,
        en tu presencia inconfundible,
        durante esos momentos en los que el silencio
        se sitúa de frente a mí, ante ti.

El Señor es...

        El Señor es

        El señor es Luz en las tinieblas,
        es agua en el desierto,
        abrigo en la intemperie,
        da de comer al hambriento.
        Quien cree en El gozará de Vida Eterna.

        Amén.

Dios misericordioso 2

Dios misericordioso

Dios misericordioso, fuente y origen de nuestra salvación, haz que, mientras dure nuestra vida aquí en la tierra, te alabemos constantemente y podamos así participar un día en la alabanza eterna del cielo.  Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, quién contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

Dios mío, estoy contento

        Dios mío, estoy contento

        Dios mío, estoy contento porque Tú me amas,
        no obstante mi indignidad.

        Dios mío, estoy contento porque te amo,
        no obstante mi miseria.

        Dios mío, estoy contento porque puedo alguna vez,
        no obstante mi nada, hacer que te amen.

        Dios mío, estoy contento porque puedo sufrir
        algo por tu amor.

Dios mío, creo en Ti

Dios mío, creo en Ti.

Dios mío,
creo en ti,
espero en ti,
te amo sobre todas las cosas
con toda mi alma,
con todo mi corazón,
con todas mis fuerzas;
te amo porque eres infinitamente bueno
y porque eres digno de ser amado;
y, porque te amo, me pesa de todo corazón haberte ofendido:
ten misericordia de mí, pecador.
Amén.

Dios, ilumina a tu pueblo con la luz

        Dios, ilumina a tu pueblo con la luz

        Dios todopoderoso y eterno: a los pueblos que viven en tiniebla y en sombra de muerte, ilumínalos con tu luz, ya que con ella nos ha visitado el sol que  nace de lo alto, Jesucristo, nuestro Señor. Que vive y reina contigo, en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

        Amén.