Si una mañana despiertas con ganas de nada,
si ni siquiera te alienta abrir una sola ventana,
no dejes que tu alma se seque,
retoma su antigua esperanza.
Si una tarde cualquiera recorres la estrecha vereda,
si respiras profundo y no hueles lo que te rodea,
detente un segundo y suspira,
tu sangre recobra la vida.
Porque siempre hay tiempo para volver a nacer,
siempre hay tiempo para volver a vivir,
siempre hay tiempo para volver a empezar
lo que nunca pudiste terminar.
Si la luna te guiña y no causa en ti la alegría,
ni recuerdos de amores, nostalgias de días mejores,
aprieta la mano en tu pecho,
destruye los malos momentos.