Cuando sientes que se queman
tus entrañas por amor
y te entregas al llamado sin temor,
cuando están en armonía voluntad y corazón,
te iluminas y en tu cuerpo vive Dios.
Vive Dios, por siempre vive Dios
en tu vida y en tu historia vive Dios.
Vive Dios, por siempre vive Dios
por tu muerte y por tu gloria vive Dios.
Cuando estás en la penumbra
aguardando lo peor
y desprecias la existencia y su valor
si no encuentras un sentido anda y busca en tu interior
y verás que aún en tu cuerpo vive Dios.
En la pena y la alegría
en el llanto y la canción
en lo bueno y en lo malo del dolor,
en la duda o en la confianza,
con la lluvia o con el sol,
en el centro de tu cuerpo vive Dios.