Cielos, lloved vuestra justicia;
ábrete, tierra, haz germinar al Salvador.
Oh, Señor, pastor de la casa de Israel,
que conduces a tu pueblo:
ven a rescatarnos por el poder de tu brazo.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, salvador!
Oh, sabiduría salida de la boca del Padre,
anunciada por profetas:
ven a enseñarnos el camino de la salvación.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, salvador!
Hijo de David, estandarte de los pueblos y los reyes,
a quien clama el mundo entero:
ven a liberarnos, Señor, no tardes ya.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, salvador!
Llave de David, y cetro de la casa de Israel,
Tú que reinas sobre el mundo:
ven a liberar a los que en tinieblas te esperan.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, salvador!
Oh, sol naciente, esplendor de la luz eterna,
y sol de justicia:
ven a iluminar a los que yacen en sombras de muerte
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, salvador!
Rey de las naciones y piedra angular de la Iglesia,
Tú que unes a los pueblos:
ven a liberar a los hombres que has creado.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, salvador!
Dios con nosotros y rey salvador de las naciones,
esperanza de los pueblos:
ven a liberarnos, Señor, no tardes ya.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, salvador!