¿A quién enviaré?
Esto dice el Señor:
escucha pueblo mío a tu Dios,
al que te formó y te salvó
luchando por tu libertad.
No quiero tus sacrificios,
ni limosnas, ni tus alabanzas.
¡Y aparta de mí, tus manos manchadas
con sangre de tu hermano!
¿Quién irá por mí?
¿Quién irá a decirle a mi pueblo?
Hijos engendre, con ternura los crié
y hoy me quieren olvidar, me quieren sepultar.
No oprimas al pobre y al huérfano,
no te quedes con su salario
y no robes su pan, fingiéndole
ayudar porque él está ante mis ojos.
Comparte tu pan con tu hermano ahora
que después se pudrirá porque el pan
que guardas, es el hambriento
no esperes hasta mañana.
Defiende al débil y a su tierra
defiende su vida para amar
lucha sin descanso
y tu esperanza jamás será sofocada.
Escucha mi voz ahora
te estoy llamando en sus bocas
en sus ojos tristes de llanto reprimido
y en sus manos me clavan de nuevo.