Canta, oh lengua, el misterio
del glorioso Cuerpo del Señor
y de la sangre preciosa
que el Rey de las naciones,
Hijo de Madre fecunda
en precio del mundo derramó.
Por nosotros ha nacido
de una Virgen que nadie tocó
y después de haber sembrado
su palabra por el mundo,
nos dejó en testamento
su maravillosa Institución.
En la noche de la Cena
junto con sus discípulos
y después de haber comido
como lo manda la ley,
para alimentar sus almas
con sus manos se dio el Señor.
Cristo es el Verbo Divino
que por nosotros se encarnó,
pero ahora el pan y el vino
en su cuerpo transformó
Este tan grande misterio
sólo comprendemos por la Fe.
Adoremos reverentes
al Señor Sacramentado.
cante el rito del presente,
superior al del pasado.
Nuestros hijos lo contemplan
con filial, humilde fe.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
y al Espíritu Señor.
al Dios Santo, uno y trino,
alabanza y bendición.
Suba al cielo en testimonio
el incienso del amor, Amén.