Ya cae la noche tranquila,
la noche que te vio nacer,
y mi alma se aquieta y espera
vivir un momento de paz.
De nuevo he cerrado los ojos
queriendo tu rostro encontrar,
buscando un pesebre en Belén,
buscando sentir su calor.
De Ti es de quien se habla, de un Rey,
de un reino que no tiene fin.
Y tan pobre que naces, Jesús;
yo tampoco te he dado un lugar.
Mil veces te pido perdón,
me acerco y me postro ante Ti
y mi alma, un pobre pesebre,
hoy se abre y te acoge feliz.
En Ti se a gestado el milagro
que llena la noche de luz,
que hace de un frío pesebre
la cuna más bella que hay.
De ti es de quien se habla de un rey...