Pasar al contenido principal

Hermano, Hermana

Hermano, Hermana

Hermano, hermana, ven conmigo,

recibe la paz de Jesús.

Yo golpeé tu rostro,

tú golpeaste el mío,

ven construyamos la paz.

Yo te invito a venir            

con sincero corazón, delante de Jesús,

que cuelga injustamente  

del madero de la cruz.

No se trata de decir:

que Dios puede perdonar,

se trata de comprender  

que con Jesús comenzó el perdón.