En tu cruz sigues hoy, Jesús.
Te acompaña por donde vas.
En el hombre que está en prisión,
en el que sufrirá la tortura
en nombre de Dios.
Cada llanto de un niño
es un clamor que se eleva a ti.
Me recuerda que aún,
veinte siglos después,
continúas muriendo ante mi.
TU, EN TU CRUZ SIGUES HOY.
CONTINUAS MURIENDO ANTE MI.
SIGUES CLAVADO EN CRUZ. (2)
Has vivido la destrucción,
has probado la esclavitud.
El desprecio y la ambigüedad
han marcado tu piel,
han dejado un surco en ti.
Las rodillas, al tropezar,
han tocado este mundo cruel.
Tu mirada es hoy
más profunda que ayer.
Continúas muriendo ante mí.