Vestiduras Sagradas
La Instrucción general para el uso del misal romano, nos advierte que “en la sacristía, según las diversas formas de celebración, prepárense los ornamentos del sacerdote y de sus ministros. Para el sacerdote y de sus ministros. Para el sacerdote: el alba, la estola y la casulla. (Y añade), todos los que usen el alba, empleen el cíngulo y el amito, a nos ser que se provea de otra manera” (n.81).
En los primeros siglos, durante las persecuciones, no se utilizaron vestiduras especiales par celebrar las funciones litúrgicas, aunque se recomendaba vivamente la dignidad de las prendas que se utilizaban. Con el paso del tiempo, de un modo progresivo hasta finales del siglo VI, empezaron a usarse para los actos litúrgicos ropajes distintos de las vestiduras corrientes.
1) El amito. Era en la antigüedad un paño rectangular, que desde la nuca se extendía sobre los hombros y se ajustaba sobre el pecho. Tenía por finalidad ceñir al cuerpo los vestidos y dar más agilidad a los brazos. Se le asignó un significado espiritual: la protección de Dios sobre la cabeza, a modo de casco de salvación, como reza el sacerdote al ponérselo. Denota también alegóricamente el velo con que los judíos cubrieron la cara del Señor al darle de bofetadas y la corona de espinas que le pusieron en la cabeza.
2) El alba. Fue el vestido común de los clérigos. Provienen de a túnica romana. El simbolismo del alba es patente: significa la pureza, como señala la oración que recita el sacerdote al ponérsela, y recoge una idea expresada en el Apocalipsis 19, 8. Significa también el vestido blanco que Herodes mandó ponerle a Jesús en plan de burla, tratándole como a un loco.
3) El cíngulo. Era un complemento indispensable del alba, debido a la anchura que adquirieron las albas en sus extremos. El cíngulo en forma de cordón no se generalizó hasta el siglo XV. Simboliza la mortificación, como guarda de la santa pureza. Asimismo significa las cuerdas con que fue arrastrando y conducido a muerte nuestro Señor Jesucristo.
4) La estola. Parece ser que tiene su origen en una insignia utilizada por las altas autoridades romanas. Significa el vestido de inocencia con el que el ministro sagrado debe acercarse al altar, y también el vestido de inmortalidad que recibirá como premio. Representa además la soga que pusieron al cuello de Jesús, y la cruz que le cargaron sobre sus espaldas.
5) La casulla. Era una prenda que se llevaba sobre la túnica. Como indumentaria civil, los romanos tendieron a cortarla y adornarla, llegando a ser una prenda muy vistosa. La casulla fue siempre el ornamento reservado al celebrante en la Santa Misa. Simboliza la caridad, que debe cubrir enteramente al cristiano, al igual que la casulla recubre todos los demás ornamentos. También significa el suave yugo de Cristo, como señala la oración que reza el sacerdote al ponérsela.
Colores Litúrgicos
“La diversidad de colores en los ornamentos sagrados tiene como fin expresar con más eficacia, aún exteriormente, tanto las características de los misterios de la fe que se celebran, como el sentido progresivo de la vida cristiana a lo largo del año litúrgico”.
1) El blanco, signo de alegría, de pureza e inocencia se emplea en los Oficios y Misas del tiempo Pascual y de Navidad; además en las fiestas y memorias de la Santísima Virgen, de los santos no mártires.
2) El rojo, signo de realeza y martirio, se emplea el Domingo de Pasión y el Viernes Santo, y en las fiestas de Pentecostés, de la Pasión del Señor, en las fiestas natalicias de apóstoles y evangelistas y en la de los santos mártires.
3) El verde, signo de esperanza, se emplea en los Oficios y Misas del llamado “Tiempo Ordinario” a los largo del año.
4) El morado o violeta, signo de dolor y esperanza, se emplea en el tiempo de Adviento y Cuaresma. Puede también usarse en los Oficios y misas de difuntos.
5) El negro, señal de tristeza, puede utilizarse en las misas de difuntos.
García, Elmer H., “La Misa explicativa” Ediciones Populares, México, 1992, pp. 106,107,108,109.