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Te prometo comerme todo, mamá

Un avioncito, un avioncito...
simulamos ser pilotos de avión, cantamos y hasta nos paramos de manos,
todo para que nuestros hijos coman bien ¿verdad? Pero, ¿sabías que el
problema no es tanto que les desagraden las zanahorias y los ejotes
hervidos, sino el ejemplo que les damos nosotros con nuestros hábitos
alimenticios y la manera en que les enseñamos a comer?

Así les tengamos el refrigerador lleno y adornado de obras de arte,
los niños no las comerán si no cuentan con un adecuado modelo a seguir
de buena alimentación (sus padres).

Los errores más comunes de los padres

Los padres a veces inconscientemente cometemos muchos errores que
impiden que nuestros hijos aprendan a alimentarse bien. A continuación
te presentamos los más comunes, así es que pon mucha atención para no
caer de nuevo en ellos:

- Si tu hijo nunca te ha visto saborear un caldo de verduras o un
delicioso hígado a la plancha, ¿cómo piensas que le van a dar ganas de
comerlo a él? Las actitudes de nosotros como padres con respecto a la
comida repercuten directamente en los hábitos alimenticios de los
niños.

- No conviertas el momento de comida en un campo de batalla.
Insistir en que el niño no deje alimentos en el plato y en que se beba
todos los líquidos, crea actitudes negativas ante la comida que duran
toda la vida.

- Cuando se premia un buen comportamiento con comida y se castiga
la indisciplina con el ayuno, estás haciendo que el niño relacione la
comida con la aprobación y la autoestima. Esto puede dar origen a un
patrón de comportamiento que busque la satisfacción al comer. Luego,
ante cualquier problema o mal estado de ánimo se desencadena una
ansiedad terrible por comer.

Enseña a tu hijo a comer fuera

Ten presente que no siempre tu hijo te tiene a ti para que le des
de comer. Cuando el mundo del niño se amplía, sus oportunidades de
comer fuera del ambiente familiar lo hacen también: ya sea en la
escuela, en la casa de un amiguito, es una fiesta infantil, etc. Por
eso es recomendable que le enseñes a...

- Tener claro que existe un horario para las comidas.

- Que sepa utilizar adecuadamente los cubiertos.

- Tener normas claras de buen comportamiento en la mesa.

- Aceptar la mayoría de los alimentos.

- Ser sociable y comportarse de manera agradable en la mesa.

- Decidir él mismo cuánto comer.

¿Y los dulces?

Desde el punto de vista nutricional, el consumo de azúcar es
necesario para los niños no sólo porque es una buena fuente de energía,
sino también porque el cerebro requiere de azúcar para su buen
funcionamiento. Así es que no debemos prohibir a nuestros hijos el
consumo de dulces y golosinas, pero todo con medida. Te recomendamos:

1.- Establecer la frecuencia y cantidad que pueden comer.

2.- Establecer un horario para su consumo por ejemplo, después de la comida.

3.- Procurar elegir qué tipo de golosinas se permiten y cuáles no.

4.- Tratar de escoger postres y golosinas que contengan otro
ingrediente nutritivo, como el arroz con leche, flanes o pudines,
helados de frutas, etc.

5.- No amenazar al niño para que se coma todo y si no, no darle postre.

6.- No premiarlo con dulces por una buena acción.

7.- Y no prohibirle por completo las golosinas.

Y no olvides...

Que tú representas un modelo a seguir para tus hijos, así es que la
mejor herramienta para enseñarlos a que coman adecuadamente es que tú
lo hagas también.