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Stop papal

Visto y comprobado que al “huracán”  Woytila sólo le parará Dios. Ni los achaques, ni los años, ni el cansancio, ni las fuerzas mermadas, ni su inmovilidad, ni los cardenales y médicos, que le asisten, pueden doblegar su férrea voluntad de coronar el record incomparable de sus 102 viajes. Ha emprendido su cuarto periplo de cuatro días a Eslovaquia, con un programa pleno de actos y compromisos.

 

Pocas personas conocen mejor y de más cerca a Juan Pablo II, que la corresponsal de la Cope, Paloma G.Borrero. Ha acompañado, como periodista acreditada ante la S.Sede, al Papa en todos sus viajes fuera de Roma. Pues bien, en la misma cadena de radio, la insigne periodista trasmitía su penosa impresión antes y durante el viaje. El calor, la dificultad de respirar, su voz entrecortada e ininteligible, el cansancio del largo viaje, todo ha contribuido para no poder concluir sus intervenciones. Es algo patético. Y es a la vez, lo que pensamos muchos, dentro y fuera de la Iglesia: Todo tiene un límite en esta vida. Juan Pablo II ,a todas luces, no está en condiciones de estos o parecidos ajetreos.

Ingente tarea la que dentro del Vaticano le resta por hacer: Audiencias, beatificaciones, reuniones de alto nivel, gobierno de la Iglesia universal, magisterio oral y escrito etc...

Se impone por sentido común y de humanidad un claro stop papal.