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Si dicen una cosa y demuestran otra...


Ella es una señora bastante, lo que se dice, mal hablada. Para toda ocasión y en cualquier momento utiliza muestras de su florido vocabulario. Es lógico, por lo tanto que sus hijos pequeños estén asimilando ¡íntegramente! la lengua materna.

Por ejemplo Gerardo, su hijo mayor de cuatro años y medio, ya
empieza a dar muestras de que es un buen alumno. Cierto día, enfrente
de las visitas, Gerardito tomó una revista, le mostró los dibujos a una
señora muy propia amiga de su mamá y, con tamañas palabrotas,
le explicó el contenido de la portada. Tanto ella como su esposo
soltaron tremenda carcajada por la ¿gracia? con la que el niño lanzó la
expresión y al mismo tiempo (como para quedar bien) dizque regañaron al
niño para que no utilice ese vocabulario.

En este caso la conducta de Gerardito causó mucha gracia a sus
padres aunque su deber sería desaprobarla. Ellos con palabras le piden
al niño que cambie su conducta, mientras que con su tono de voz, su
risa, la posición del cuerpo y las expresiones faciales, en realidad se
lo están celebrando.

¿Ustedes creen que Gerardito obedecerá la orden de no decir
determinadas palabras? Lo más seguro es que se haya sentido tan
complacido con la respuesta NO VERBAL de sus padres, que no
desperdiciará ninguna oportunidad de hacerles pasar otro rato tan feliz.

En situaciones como estas los papás deben examinar qué tan importante es la falla
del hijo y si se piensa que es grave, hay que hacérselo saber con
seriedad (aunque muchas veces uno se aguante la risa por dentro).

Lo importante es que a la hora de hablar a los hijos, nuestras
palabras de padres vayan de acuerdo con lo que expresamos también con
nuestras actitudes, en otras palabras, que sea congruente la
COMUNICACIÓN VERBAL con la NO VERBAL.

Características de un buen comunicador

De la misma manera que un buen escucha crea confianza con quien le
habla un buen comunicador logra transmitir sus mensajes de una manera
más efectiva.

Estas son algunas características importantes para lograr que los mensajes sean efectivos:

* Los mensajes deben ser completos y específicos:

Jorge, recoge tus juguetes, acuérdate que toda la semana te lo
he repetido muchas veces, es más, ayer que llegó tu papá del trabajo,
no me habías obedecido y él te castigó. Espero que hoy no pase lo
mismo, mira cómo tus hermanos sí me obedecen. Todavía estás castigado y
no me pongas esa cara. Si haces lo que te ordeno no te pasaría esto...

¿Que tal este ejemplo? Aquí la madre, en efecto, le dice a su hijo
qué quiere que haga, pero lo confunde con tantas ideas.La orden se
convirtió en un regaño sin que el niño siquiera abriera la boca. La
madre podía haberle dicho: Jorge, por favor recoge tus juguetes, si yo tengo que hacerlo, voy a guardarlos durante dos días.

Aquí el mensaje es claro, si el niño no obedece, sabe a qué
atenerse. La mamá no menciona al cónyuge, a los hermanos o a las
conductas anteriores del niño, no hace falta para comunicar el mensaje.

*Descubrir los comportamientos o acciones de los otros.

Cuando un padre estimula o castiga a sus hijos, es muy importante
que éstos entiendan con claridad a qué se está refiriendo, por ejemplo:
Me siento muy orgulloso de ustedes cuando juegan tan bonito, o Andrés, me molesta que no me veas a la cara cuando te hablo.

Hoy más que nunca debemos defender la unidad familiar, ya que la
comunicación es cimiento fuerte para una mejor integración con los
nuestros. Un esfuerzo en ese sentido, bien que vale la pena.