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Sentimientos confusos


El
nacimiento de un hijo es un gran acontecimiento para la familia; trae a
los padres grandes esperanzas, anhelos y cambios importantes. Durante
los nueve meses de embarazo tanto el padre como la madre sueñan y se
imaginan cómo será su hijo, qué color de ojos tendrá, si su sonrisa
será como la de mamá, si será arquitecto como su papá o escogerá alguna
otra profesión, en fin, van creando expectativas a futuro y esperando
con ansias la llegada del bebé.

Pero, ¿qué sucede cuando el bebé viene al mundo con algún problema
físico y no cumple los anhelos esperados durante estos nueve meses? La
llegada de este hijo es muy especial, pues tiene características
físicas y psicológicas que lo hacen diferente de los demás, las
expectativas, los sueños se vienen abajo. Surgen infinidad de preguntas
¿Qué será de él? ¿No podrá valerse por sí mismo? ¿No podrá ir a la
universidad? ¿ “Nunca será como los demás", etc... Los padres
experimentan sentimientos de ira, negación, tristeza, angustia,
desesperación.

Este primer impacto puede ser muy fuerte, puede durar días, semanas
o meses, se altera la dinámica familiar y provoca diferentes
reacciones.

Reacciones y sentimientos que se presentan en la familia con un niño especial.

Barbaranne J. Benjamín nos habla de los sentimientos por los que atraviesan las familias ante la llegada de un niño especial:

1. Choque: La familia recibe como un fuerte impacto la noticia. Este período, puede ser breve o puede prolongarse.

2. Negación: Una primera reacción es negar que existe un
problema, porque no quieren aceptar que su bebé haya nacido con una
discapacidad. No es conveniente que se prolongue esta actitud ya que
mientras más tiempo se niegue que existe un problema, el niño tardará
más en recibir el cuidado adecuado.

3. Culpabilidad: Este sentimiento se experimenta con
frecuencia y puede ser contraproducente. Es muy fácil rendirse ante
esta emoción; pues los padres se sienten responsables y se culpan del
problema del niño. Después viene el transferir la culpa a alguien ya
sea al médico, al cónyuge o a cualquier miembro de la familia de la
situación del hijo.

En esta etapa se necesita reforzar más el apoyo mutuo en la
relación de pareja, de esta manera será más fácil poder manejar y
superar este sentimiento, pues muchas veces puede llegar a ocasionar
pleitos y diferencias fuertes entre los cónyuges, ya que en lugar de
apoyarse solo buscan la causa del problema el uno en el otro. Así mismo
muchas veces puede volcarse hacia la sobreprotección al hijo y en lugar
de ayudarlo impedirá su desarrollo y lo privará de muchas oportunidades
en sus primeros años de vida.

4. Enojo: Este sentimiento de ira tiende a generar energía
para actuar; es importante manejarlo, pues así se evitará que
prevalezca en la vida de la familia y poder encauzarlo hacia un fin
útil.

5. Aceptación: Se acepta al niño tal y como es. La familia
está consciente de que no será capaz de desarrollarse como los demás,
pero está decidida a ayudarlo a superar los problemas que se le
presente.

No olvidemos que es natural que las familias con niños con
necesidades especiales experimenten sentimientos conflictivos cuando se
recibe la noticia que su hijo presenta problemas físicos y de
desarrollo. Sin embargo, hay algunas orientaciones importantes a seguir
que pueden ayudarlos;

-Tener siempre presente que su hijo es una persona con derechos y dignidad.

-Entender que no todas las personas pueden tener habilidad para expresarles su empatía y sentimientos acerca de su bebé.

-Preguntar e informarse con otros padres de niños con discapacidad,
cómo vivieron sus primeras etapas, dificultades y cómo las han
enfrentado.

-Estar conscientes de que no deberán abandonarse las necesidades
de los otros miembros de la familia e involucrarlos como apoyo en el
desarrollo de su niño especial.
-Luchar y no desalentarse cuando no se encuentran soluciones a
los problemas que se presentan, hay que estar consciente que eso es lo
habitual en la dinámica de la vida familiar. Ninguna familia vive libre
de retos y dificultades, sin embargo, hay que aprender a enfrentarlos.

-Disfrutar a su niña o niño día con día y sobretodo en cada logro que alcance.

-Trabajar arduamente por la armonía y la unión de la pareja,
evitando que la tendencia a la sobreprotección sea tan absorvente que
se descuide la realción conyugal. El hijo necesita de unos papás
fuertes que se amen, que les den seguridad, que permeen su amor hacia
todos los miembros de la familia.