Seguid al Buen
Pastor
DISCURSO DEL PAPA EN LA
VIGILIA DEL 14 DE AGOSTO DE 1993
Queridos
jóvenes peregrinos por el sendero de la vida: "Yo
he venido para que tengan vida y la tengan en
abundancia" (Jn 10,10).
1. Esta tarde, esas palabras de Cristo
se dirigen a vosotros, jóvenes reunidos para la Jornada
Mundial de la Juventud.
Cristo pronuncia esas palabras el la parábola del buen
pastor. El buen pastor: ¡Que hermosa imagen de Dios!
Transmite algo profundo y personal sobre el modo en que
Dios cuida de todo lo que ha creado. En la metrópoli
moderna no tenéis oportunidad e ver un pastor que cuida
su rebaño. Pero podemos acudir a las tradiciones del
Antiguo Testamento, en el que esa parábola se halla
profundamente arraigada, con el fin de comprender la
solicitud amorosa del pastor por su rebaño.
El salmo dice:"El señor es mi pastor; nada me
falta" (Sal 23,1). El Señor, el Pastor, es
Dios-Yahveh. El que libró a su pueblo de la opresión en
la tierra de su destierro. El que se reveló en el Monte
Sinaí como el Dios de la alianza: "Si de veras
escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros
seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos,
porque mía es toda la tierra" (Ex 19,5).
Dios es el Creador de todo lo que existe. En la tierra
que creó puso al hombre y a la mujer:"macho y
hembra los creó" (Gn 1,27). "Y bendijolos
Dios, y díjoles: Sed fecundos y multiplicaós y henchid
la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en
las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre
la tierra" (Gn 1,28).
2. El puesto especial que ocupan los
seres humanos entre todo lo que Dios creó conciste en el
hecho de que a ellos les otorgó participar en su misma
solicitud y providencia hacia toda la creación. El
Creador nos confió el mundo a nosotros, como un don y
una responsabilidad . El, que es Providencia Eterna; él,
que guía todo el universo hacia su destino final, nos ha
hecho a su imagen y semejanza, a fin de que también
nosotros nos convirtiéramos en "providencia",
providencia sabia e inteligente, que guía el desarrollo
humano y el desarrollo del mundo por el sendero de la
armonía con la voluntad del Creador, para el bienestar
de la familia humana y el cumplimiento de la vocación
trascendente de cada persona.
3. Con todo, millones de hombres y
mujeres viven sin darse cuenta de lo que hacen ni de lo
que les sucede. Aquí esta tarde, en el Cherry Creek
State Park de Denver, representáis a la juventud del
mundo, con todas las cuestiones que los jóvenes de fines
del siglo XX necesitan y tienen derecho a plantearse.
Nuestro tema es la vida, y la vida está llena de
misterio. La ciencia y la tecnología han hecho progresos
enormes para descubrir los secretos de nuestra vida
natural, pero un examen superficial de nuestra
experiencia personal muestra que hay muchas otras
dimensiones para nuestra existencia individual y
colectiva en este planeta. Nuestro corazón inquieto
busca más allá de nuestros límites, en alas de nuestra
capacidad de pensar y amar: pensar y amar lo
inconmensurable, lo infinito, la forma absoluta y suprema
del Ser. Nuestra mirada interior se extiende hacia el
horizonte ilimitado de nuestras esperanzas y
aspiraciones. Y en medio de todas las contradicciones de
la vida, buscamos el significado verdadesro de la vida.
Nos maravillamos y nos preguntamos, ¿por qué?
¿Por qué estoy aquí?
¿Por que existo?
¿Qué debo hacer?
Todos nos planteamos eses cuestiones. La humanidad en su
totalidad siente la necesidad apremiante de dar un
sentido y una finalidad a un mundo en el que aumenta la
complejidad y la dificultad de ser felíz. Todos los
obispos del mundo reunidos en el concilio Vaticano II se
expresaron de este modo: "Ante la actual evolución
del mundo, son cada día más numeroso los que se
plantean o los que acometen con nueva penetración las
cuestiones más fundamentales... ¿Qué es el hombre?
¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte,
que, a pesar de tantos progresos hechos, subsisten
todavía?... ¿Que puede ofrecer el hombre a la sociedad?
¿Qué puede esperar de ella? ¿Qué hay después de esta
vida temporal?" (Gaudium et spes, 10)
4. Sabéis qué fácil es dejar de
plantearse esas cuestiones básicas. Pero vuestra
presencia aquí manifiesta que huís de la realidad y de
la responsabilidad.
Cuidáis el don de la vida que Dios os ha dado. Confiáis
en Cristo, cuando dice: "Yo he venido a que tengan
vida y la tengan en abundancia" (Jn 10,10).
Nuestra vigilia comienza con un acto de confianza en las
palabras del Buen Pastor. En Jesucristo, el Padre expresa
toda la verdad con respecto a la creación. Creemos que
en la vida, muerte y resurección de Jesús, el Padre
revela todo su amor a la humanidad. Por eso precisamente
Cristo habla de sí como "la puerta de las
ovejas" (Jn 10, 7). Como puerta, vela por las
criaturas confiadas a él. Nos conduce a buenos puestos :
" Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a
salvo;; entrará y saldrá y encontrará pasto" (Jn
10, 9).
Jesucristo es verdaderamente el Pastor del mundo. Nuestro
corazón debe estar abierto a sus palabras. Por eso hemos
venido a este encuentro mundial de la juventud: de todos
los estados y diócesis de Estados Unidos, de toda
América, de todo continente: todos están aquí
representandos por las banderas que vuestros delegados
han izado para manifestar que aquí, esta tarde, nadie es
extrangero. Todos somos uno en Cristo. El Señor nos ha
conducido como conduce a su rebaño:
El Señor es nuestro pastor; nada nos falta. En verdes
praderas nos hace recostar. Nos conduce hacia fuentes
tranquilas y repara nuestras fuerzas. Aunque caminemos
por cañadas obscuras, nada tememos, porque él va con
nosotros. El nos sosiega. (cf Sal 23).
Al meditar juntos en la vida que Jesús da, os pido que
tengáis el valor de comproeternos en favor de la verdad.
Tened el valor de crecer en la buena nueva sobre la vida
que Jesús enseña en la buena nueva sobre la vida que
Jesús enseña en el Evangelio. Abrid vuestra mente y
vuestro corazón a la belleza de todo lo que Dios ha
hecho y a su amor especial y personal hacia cada uno de
vosotros.
Jóvenes del mundo, ¡escuchad su voz!
Escuchad su voz y seguidlo.
Sólo el buen Pastor os conducirá a la verdad plena
sobre la vida.