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Se acabaron los chulos

El comunicado de los obispos después de la visita a las diversos centros de formación legionarios afirma que “Han visto la necesidad de redefinir el carisma de la congregación de los Legionarios de Cristo, preservando el núcleo verdadero, de la “Militia Christi”. En otras palabras, como en otras ocasiones les había dicho: “La Legión es de Cristo, siempre lo fue y siempre los será” (Pa’ servir a Dios y a Ud.)

Pero ¿qué significa “Militia Christi”? Es un concepto evangélico con profundas raíces bíblicas. El que declara la guerra es Dios mismo: “Pondré enemistad entre ti y la mujer”. (Gn 3,15) Aunque esta batalla es claramente dispareja de la criatura más débil, (y más espiritual) la mujer, contra la criatura más fuerte, el dragón de siete cabezas, (Ap 12) la victoria ya está asegurada. “Ella y su descendencia le aplastarán la cabeza”. Cristo y su Iglesia contra el demonio y sus ángeles están en enemistad perpetua. San Ignacio, que fue militar, expone esta convicción y necesidad de la militancia en la meditación de “las dos banderas” en sus ejercicios. Los Legionarios venimos también de una confrontación que amenazaba barrer la fe de México, la guerra cristera, y esta guerra se venció no con la fuerza de las armas sino con la confesión de la fe: ¡Viva Cristo Rey! y el bautismo del martirio.

La militancia tiene sus riegos y peligros, más aun, vive de estos. Por tanto a los que queremos vivir esta Militia Christi, los enemigos no nos amedrentan, los peligros no nos detienen, las dificultades y confrontaciones no nos asustan, por el contrario, nos ponen en la tensión que necesitamos para ejercerla. Las tormentas nos sacuden las hojas secas, espantan a los inseguros y les ofrece una buena excusa para abandonar el frente, algo parecido a lo que nos cuenta el libro de los Jueces. Gedeón era un humilde campesino, que se la pasaba quejándose porque los madianitas hacían estragos entre el pueblo de Dios. Quería verse librado de la amenaza, sin esforzarse él por conseguirlo, esperando tan sólo una intervención divina, hasta que el ángel le invita a jugarse el tipo: “Yahvé contigo valiente guerrero”. Gedeón hace un llamamiento a las armas y pronto y en bola se le juntaron treinta y dos mil hombres. Pero Yahvé le manda ponerlos a prueba. A los que pensaban en victoria sin lucha, los lleva a contemplar el campo enemigo desde una colina, al ver que el número y poderío del enemigo era mayor y la batalla iba a ser sangrienta, muchos titubean. Gedeón no los detiene, por el contrario manda pregonar: “El que tenga miedo y tiemble, que se vuelva”. Al final de los 32,000 hombres sólo quedaron 300 y con ellos enfrenta al enemigo y los vence. Lo mismo en la Legión, se acabaron los chulos, se cerró el club de corazones solitarios. El que tenga miedo que se retire. Para construir la civilización del amor y la justicia y aportar conquistas concretas necesitamos algo más que gente con buena voluntad, necesitamos apóstoles aguerridos, necesitamos una Militia Christi. Esta es la única razón que tenemos para seguir adelante: Somos Legionarios de Cristo.