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Progreso español

Si por tal entendemos el adelanto, avance o perfeccionamiento, tanto en lo material como en lo espiritual, de las personas en su totalidad, que formamos este país, llamado España, habrá que concluir que la meta está muy lejana y en muchos aspectos andamos como cangrejos.

Sin presumir de adivinos cabría señalar, tal como van las cosas, que el futuro que nos aguarda, no es halagüeño en modo alguno. La Historia enseña que la decadencia y caída de civilizaciones y sociedades pretéritas, siempre han tenido como causa primera la corrupción y pérdida de valores espirituales que las sustentaban.

Es cuestión de sentido común y de lógica. En la medida que el hombre, la familia y la sociedad, prescinden de Dios y su Ley, se cae en el relativismo moral, donde tanto la verdad como la libertad se cuestionan y debilitan, dando lugar al totalitarismo o a la anarquía del todo vale. Los resultados saltan a la vista: España troceada y enfrentada. Los políticos, pendientes solo de sumar votos como sea y medrar en sus intereses personales o partidistas, olvidando el bien común, mientras la sociedad y los individuos caminan imparables al nihilismo y a su autodestrucción.

No hay otra salida para salvarnos que el centrarse todo y todos en Dios, fundamento único de paz y felicidad verdaderas. Todo lo demás es tomar tisanas para curar el cáncer