Es
muy interesante analizar lo que sucede durante el primer año de vida
del niño. A lo largo de este tiempo, los recién nacidos se desarrollan
a una velocidad impresionante.
Cuando están próximos a cumplir su primer año, ya habrán triplicado
su peso y medirán el doble de lo que midieron al momento de nacer. Y
por si fuera poco, empiezan a dar sus pequeños primeros pasos.
El recién nacido no puede controlar el movimiento de su cuerpo,
presenta un conjunto de comportamientos reflejos y por medio de éstos
gira la cabeza, patea y mueve sus brazos.
Alrededor de los cuatro meses, ya controla mejor sus músculos, se
sienta con apoyo, levanta su cabeza cuando está acostado boca abajo,
sigue con la mirada algún objeto o persona, y rueda de un lado a otro
sobre su estómago.
De los seis a los doce meses hay avances muy importantes en su
desarrollo físico. Entre ellos están: El sentarse solo, comer y dormir
intervalos regulares, extender sus brazos para alcanzar objetos, gatear
sobre su estómago arrastrándose en el piso utilizando sus manos y
rodillas, pararse con apoyo y permanecer de pié agarrándose de muebles,
así como empezar a caminar si es guiado por alguien.
Es importante recordar que los recién nacidos atraviesan las
distintas etapas de desarrollo de manera diferente. Recordemos que si
un niño habla o camina más pronto, no es mejor o más listo que los
demás.
Cabe mencionar que la madre puede ayudar al desarrollo efectivo de
su hijo si conoce las etapas por las que atraviesa, de esta manera
puede tener más confianza en su papel de madre, disfrutar de los
cambios que se presentan día con día en su bebé y sobre todo no debe
forzar al niño a realizar actividades que todavía no puede hacer, o
incluso empujarlo a ser como algún otro niño que desarrolla
prematuramente el caminar o hablar.
Recordemos que cada niño es único y por lo tanto el desarrollo de sus habilidades también.
Algunos de los factores fundamentales que favorecen el desarrollo
del vínculo madre-hijo durante estos primeros logros en el desarrollo
físico son:
- La madre que apoya con ternura en los primeros logros de su hijo: Es cierto que no están de más los abrazos y besos que los padres dan a sus hijos.
Los niños necesitan el amor de sus padres; éste puede expresarse
por medio de caricias, besos, palabras tiernas, ayudarlo en esta etapa
a dar sus primeros pasos, etc. El cariño que una madre comunica y
demuestra a su hijo es de vital importancia para que éste pueda
transmitirlo el día de mañana.
Es necesario que desde pequeño, el niño asimile la ternura de sus
padres para que se sienta seguro y en un futuro dé esta ternura a los
que le rodean.
- Mirar, sonreír, acariciar a tu hijo. Hablar y jugar con él cuantas veces te sea posible.
- Proporcionar ocasiones para que el bebé se ejercite sin límites
en ver, escuchar, tocar y manipular los objetos de su entorno.
- Poner los medios para que el niño se desplace, ya sea gateando o
dando sus primeros pasos, de un mueble a otro sin correr riesgos.
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