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Primer bebé, primera vez que soy papá

Se
tiene la falsa creencia que el papel de padre o madre se da sólamente
porque aparece el bebé enfrente; tal vez sea cierto en el caso de los
animales, pero en el caso del hombre es diferente, pues en esta etapa,
se debe aprender nuevos comportamientos y diferentes roles.

Por eso es necesario la mayor parte de las veces aprender el rol de
madre al igual que el de padre y para ello es indispensable la ayuda y
apoyo del compañero, al grado que sea posible intercambiar roles cuando
sea necesario. El aprender estos roles facilitará a los nuevos papás
adaptarse al cambio que viven.

Una vez llegado el bebé a casa, depende en gran parte de la madre
que el padre tome parte en la crianza del hijo, pues para el padre es
difícil empezar con ese nuevo rol. Las razones:

- Lo más probable es que casi no esté en casa cuando el bebé esté despierto.

- A la madre le es difícil saber cuándo debe participar el padre y cuando es mejor que no.

- Algunos padres son tímidos o tienen miedo de hacerle daño al bebé cuando es muy pequeño.

De cualquier manera, la madre puede fomentar la ayuda y participación del padre, por ejemplo, a la hora del baño del bebé.

La participación del padre es extremadamente valiosa por diferentes razones, tales como:

- El padre en el hogar representa un gran apoyo moral, no sólo material.

- El padre representa otro objeto de amor, diferente a la madre, por lo cual va ampliando la visión de su mundo.

- Como el bebé es muy sensible a la relación entre sus padres, si
ésta es positiva, proporciona un cimiento sólido para el desarrollo del
niño.

- Al proporcionar apoyo moral a la madre, respalda su autoridad y apoya el orden que la madre implanta en la vida del niño.

- El padre enriquece el mundo del niño; lo ayuda a formar su ideal,
a formar un concepto más amplio del mundo que lo rodea. Esto lo logra
por ejemplo con su trabajo, interviniendo en sus juegos, dándole a
conocer otros juguetes o aparatos nuevos que ayuden en el desarrollo de
la imaginación, etc.

La complementariedad que se da entre el hombre y la mujer es
necesaria para que el niño perciba su realidad desde diferentes
perspectivas. Ofrecerle un mundo sólo femenino o sólo masculino, sería
limitar su desarrollo.