Pocas noticias tan esperanzadoras para el futuro religioso de nuestra España, como la de la beatificación de cerca de 500 mártires-498- que ofrendaron su vida en la persecución religiosa de los años 30 del pasado siglo.
No fueron caídos de una atroz contienda fratricida, ni víctimas de represión política por cuestiones ideológicas, sino auténticos mártires (testigos de Dios) muertos a causa del odio a su fe cristiana.
Todos ellos murieron perdonando a sus verdugos y con el nombre de Cristo Rey en sus labios y corazón, como rigurosamente se ha probado en Roma, tras el largo proceso de varias décadas de duración, para la recogida de datos, testimonios y circunstancias referentes a su martirio.
.El gran apologista Tertuliano, en las persecuciones contra los cristianos de los primeros siglos, llevadas a cabo por los emperadores romanos, dejó escrita una frase axiomática que ha venido cumpliéndose a lo largo de más de 20 siglos en la vida de la Iglesia católica: “La sangre de los mártires es siempre semilla de nuevos cristianos”. Con esta gracia de Dios -kairós- es de esperar-según escrito de los obispos- un resurgimiento de fe en todas las partes de España, con frutos de compromiso, amor y vida de los católicos e igual florecimiento en las diversas Congregaciones religiosas.