Es frecuente en los niños pequeños hacer preguntas indiscretas;
por ejemplo, al ver una señora embarazada y decirles que tiene un bebé
en la barriga, lo más factible es que pregunten cómo se metió el bebé
ahí o cómo va a salir, o pueden llegar un día de la escuela y preguntar
de dónde salieron.
Una de las cosas más importantes es nunca mentir, que no significa decir toda la verdad. Hay que descubrir exactamente qué es lo que el niño quiere saber y qué puede comprender.
Al primer ejemplo puede bastarle decir que la señora tiene un agujerito
especial por donde el bebé podrá salir cuando esté listo. Tal vez en el
segundo caso, lo que le interesa al niño es saber si nació en París o
en Lima, en el hospital o en su casa, porque escuchó en la escuela a
una maestra que comentaba que su cuñada tuvo su bebé en el coche (estos
ejemplos son verdaderos).
Generalmente es la madre el sujeto de sus preguntas, ella debe
responder con calma, sin silencios significativos, sin vergüenza y sin
expresiones que avergüencen al niño. La sexualidad, ya hemos dicho, es
un don de Dios y es normal que el niño desee saber sobre su cuerpo, los
misterios de la vida y acerca de la diferencia con los niños del sexo
opuesto. Es importante no inventar esas historias mitológicas
(como la cigüeña), porque es demasiada la información que los niños
recibirán por otros medios y sabrán que sus padres les han mentido y
perderán la confianza en ellos o creerán que lo que han preguntado es
sucio o feo y por eso no quisieron decirles la verdad.
Pero reitero, lo importante es responder sólo aquello para lo que
el niño está preparado y que corresponde a lo que desea saber. Si el
niño hace preguntas es señal de que ya está preparado para saber
aquello. Nunca temer adelantarse un poco, los medios de comunicación
están más que adelantados y todo lo referente a la sexualidad es mejor
que los niños lo sepan por sus padres que por terceros o por una
película o una revista.
Otro elemento importante que los niños adquieren a esta edad es el pudor y el respeto por la intimidad propia y del otro.
El ejemplo de los padres y hermanos mayores será decisivo. Es necesario
que el niño comprenda que hay ciertas partes de su cuerpo que no deben
exponerse a la vista de cualquiera ni que pueden ser tocados por
personas extrañas o incluso conocidas. Sólo mamá, el médico al que sus
padres lo lleven y aquellas personas a las que ellos les den
autorización.
Cerca de los nueve años es común que los niños se cuestionen
seriamente acerca de los bebés y de cómo nacen. Antes de esa edad
bastan respuestas sencillas: esa señora está gorda porque lleva a su
bebé adentro, que está creciendo hasta que pueda vivir afuera; el bebé
sale por una abertura especial que mamá tiene; etc.
Ya a los nueve años, el niño puede comprender un poco más y se le
puede explicar que el bebé crece un tiempo dentro del vientre de su
madre en una bolsa especial donde está caliente y cómodo. Necesita
estar ahí porque aún no puede sobrevivir afuera y cuando esté más
grande y fuerte saldrá mediante el parto.
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