Pasar al contenido principal

Otro mundo posible

Es un tema recurrente entre intelectuales y hombres de acción. Nuestro mundo es perfectible y mejorable. El quid de la cuestión radica en cómo lograrlo. Hasta el presente, todos los intentos han resultado fallidos. No cabe la resignación. Ni las armas, ni la técnica, ni la violencia; ni los discursos, ni las filosofías, lo han logrado. Algo es evidente. El mundo cambiará en la medida que cambien los hombres. Está en juego la libertad y no la imposición y la fuerza. Sólo la fuerza del amor lo cambiará.

Triste constatación de un pensador moderno:“Constituyen legión los que se aventuran a cambiar el mundo, pero son incapaces de cuidar a sus parientes más cercanos”.Si cambia el corazón del hombre, posiblemente cambie y mejore su entorno, la sociedad, las instituciones y el mundo en general. No al revés.

Más de 20 siglos hace que así lo predicó y vivió un hombre singular. Un tal Jesús de Nazaret. No le entendieron y le crucificaron. Su ejemplo y su mensaje siguen perennes y de plena actualidad. El apostó por un hombre nuevo y un mundo distinto. Se han hecho ensayos a lo largo de los tiempos. Los resultados, aunque parciales, sobre todo dentro de la Iglesia, han sido los más convincentes. La tarea es gigantesca y casi utópica. Pero me atrevo a preguntar: ¿Alguien conoce otro camino?