-No se proclame a Jesucristo oportune et importune, por activa y por pasiva.
-No se predique a un Dios padre, amigo y misericordioso y sí un dios justiciero.
-No sea el Evangelio el referente último y constante de toda su actuación.
-Los pastores no den la cara y tengan miedo a los lobos.
-Haya acepción de personas y no comunidad de hermanos.
-La misericordia y el perdón se pospongan a otras consideraciones humanas.
-Se valore más la acción que la oración y al revés.
-Se descuide el anuncio del Reino y la necesidad de conversión.
-Haya apoyos humanos del poder, del dinero, de la política y no de la Palabra de Dios
-Olvide que su razón de ser esté en el servicio y no en la prepotencia.
-La Eucaristía no sea de hecho el centro de toda la vida y actividad eclesial.
-Se arrincone a María o se la considere como pieza de segunda mano o de recambio
-Algunos sacramentos tengan más de fiestas sociales que celebraciones de fe.