Muy pesimista, crudo y negativo ha parecido el diagnóstico del misionero en Colombia, Gumersindo Cantón, cuando se expresó públicamente de esta manera:"Los misioneros son una especie en vías de extinción".(R D.)
Puede ser que en el sitio donde él ejerce su ministerio, su aseveración tenga visos de realidad. No obstante, es injusto aplicar su juicio, meramente subjetivo, a todo el amplio y vasto campo misionero en todo el mundo.
Ahora bien, constatando la disminución alarmante de vocaciones y las causas que lo originan (secularización, crisis de fe en las familias, relativismo, materialismo etc..)no es muy halagüeño el panorama global.
Si a todo esto añadimos la mentalidad difundida en ciertos ambientes intraeclesiales donde se dice y escribe que "no hay que hacer proselitismo católico, que hay que dejar en su buena fe a la gente, de que lo que importa es su promoción humana etc.." no es de extrañar esta lenta y progresiva agonía.
Sólo la vivencia y celo por la gloria de Dios y salvación de las almas podrá ser un revulsivo a esta grave crisis misionera.