ara
empezar es necesario explicar qué significa este concepto de mi
autoría: Un neopapá es un hombre o mujer, generalmente de clase
acomodada, recién convertido en papá o mamá. O bien, parejas jóvenes
con dos o tres hijos, desde recién nacidos hasta aproximadamente de 13
años de edad.
Los neopapás sobreactúan en todo lo referente a sus hijos. Antes de
que nazcan, investigan con ecosonogramas el sexo del bebé para definir
la decoración del cuarto y la ropa que necesitarán.
Al primer año de edad los inscriben en cursos prematernales,
argumentando que en la casa los niños se aburren. Más bien las
neomamás, con todo y nanas, cambian su trabajo de mamás por el de
maestras especializadas. A sus bebés les hablan en inglés y evitan
hablarles “chiquiado”.
Los niños entran al kinder graduados de maternal, con especialidad
en psicomotricidad, música rítmica, pintura espontánea y elementalmente
bilingües. Ya en primaria los padres son expertos pedagogos, pues han
leído todos los reportes relativos a las últimas tendencias educativas
para el aprendizaje moderno y para moldear las conductas infantiles.
Los programas y métodos de las escuelas para enseñar a leer,
escribir, sumar y restar son insuficientes para las capacidades,
genialidad y avances extraordinarios de sus hijos. Han detectado en
ellos dotes especiales y los maestros no tienen, ni en sueños, el nivel
académico que sus querubines demandan.
Como las mamás (mujeres- muñecas), mientras se casaban, estudiaron
psicología o tomaron algún curso para capacitarse en educación, se
sienten superiores a las maestras, equiparándolas y tratándolas como a
su servidumbre.
Inscriben a sus hijos en clases de baile, inglés, karate, natación,
fútbol, tenis, pintura, música, gimnasia olímpica y computación, entre
otras. Para ello compran lo último de la moda y el equipamiento
necesario. Uniformes de la selección nacional, balones, raquetas,
instrumentos, computadoras, impresoras, etcétera. Todo de nivel
profesional.
Los neopapás son clientes naturales para adquirir el último modelo
de cámara de vídeo. Todo el día (y noches también) están filmando a sus
pequeños. Filman más que Spielberg, al grado de que se pierden las
vivencias reales del momento por estar con la cámara pegada al ojo; más
bien despegada, pues las nuevas cámaras tienen una pantalla incluida
para ver lo que se filma.
Las carreolas que usa un neopapá son de tecnología de punta.
Llantas y muelles especiales, materiales de la era espacial, inclusive
pueden salir a correr con su bebé en ellas y al viajar, cargan con
todo. Un neopapá presume los conocimientos avanzados de sus hijos.
Presume la metodología utilizada en su educación y los resultados que
dice haber obtenido. Tiene una especie de ansia por que aprendan todo
cuanto antes, y contrata profesionales especialmente para ellos.
Sin embargo, se le olvida que, no obstante sus esfuerzos por que
sus hijos sepan hacer de todo y se comporten como adultos, los niños
siguen siendo niños. Son voraces en la mesa, egoístas con los juguetes,
peleoneros en los juegos, presumidos en su comportamiento, gritones,
habladores, convenencieramente deshonestos, caprichosos y alérgicos al
agua y jabón.
A los neopapás les gusta tener control, poniendo en el camino de
sus hijos todo tipo de prohibiciones y objeciones, despertando con las
órdenes toda la resistencia, sistema defensivo y antagonismo de los
niños. No creen que funcionen mejor las peticiones y sugerencias que
las órdenes. No dejan que los niños se ensucien, que sean espontáneos y
felices. Por más instrucciones que se dé, por más dinero que se pague a
un maestro, por más cursos que los niños tomen, nunca podrá suplirse el
ejemplo de los padres.
Si quieren que sus hijos aprendan a ser responsables, sólo tienen
que ser responsables ustedes. Si quieren que sus hijos sean honestos,
sólo tienen que ser honestos ustedes. Así se educa. Ninguna otra cosa
se requiere. Formar primero el carácter es mejor que clases y cursos
que sólo proporcionan datos y habilidades técnicas o físicas. Elogiar
las actitudes positivas es mejor que culpar por fallas en el
aprendizaje. Así se energiza el espíritu, y los retos difíciles se
convierten en una aventura y una victoria.
Los neopapás deberían transformar su interés y preocupaciones en
ocupaciones con sus hijos. Subcontratar la función de papás a
profesionales externos nunca será igual que el involucramiento y el
interés personal.
Los hijos perciben nuestra lejanía y desinterés. No podemos fingir
con ellos, no se les puede engañar. Es un error suponer lo contrario.
Esos subcontratos educativos influyen significativamente en su
carácter, afectividad y en la comunicación familiar. Es una influencia
lenta, como el agua que esculpe una roca.