¿No
te ha pasado que vas en tu coche por la calle, buscando cierta
dirección, cuando de repente te pierdes y no sabes dónde estás ni para
dónde darle? Es una sensación de inseguridad y un sentimiento de
desorientación que provoca nervio y un poco de ansiedad.
Es común en el ser humano la necesidad de control y seguridad del
medio ambiente en el que se desenvuelve. Cuando esta seguridad se
pierde, aparece un desequilibrio que provoca trastornos emocionales y a
veces hasta físicos.
En la vida de pareja también necesitamos sentir seguridad; tenemos
la necesidad de conocer lo que sucede a nuestro alrededor, saber en
dónde estamos ubicados como pareja y hacia dónde nos dirigimos. Este
conocimiento nos proporciona grandes beneficios: tranquilidad,
capacidad de comprendernos a nosotros mismos y a nuestra pareja,
discernimiento para elegir el mejor camino de acción, noción del
desarrollo de nuestra vida como pareja y la habilidad de poder predecir el futuro que nos espera para ir preparándonos para cuando éste llegue.
El conocimiento de la ubicación en la que se encuentra una pareja
requiere de un conocimiento previo sobre las etapas por las que
necesariamente pasa una pareja. Estas etapas, según el reconocido
psicólogo Lauro Estrada Inda, son seis:
a) El Desprendimiento
Se refiere al desprendimiento que sufre la persona al separarse de
su familia, sus costumbres y su estilo de vida (soltero) para buscar un
compañero y una nueva forma de vida.
Todos los seres humanos estamos dotados de una fuerza vital
extraordinaria que nos invita a desprendernos de nuestros padres y
buscar nuevas aventuras en la vida. Gracias a esta fuerza somos
independientes y autosuficientes. De no ser por esta fuerza, quizá
nunca lograríamos dejar nuestro hogar y las seguridades que ahí
encontramos.
El desprendimiento se aprecia sobre todo en la adolescencia cuando
queremos dejar el hogar paterno para salir en busca de una pareja que
esté fuera de nuestra familia.
b) El Encuentro
Presupone la renuncia a la familia anterior así como a sus
costumbres y a tener la disponibilidad física y emocional para seguir
aventurándose en el quehacer de un nuevo estilo de vida y la formación
de una nueva familia.
Supone el encuentro y la elección de una pareja. En esta etapa se deben lograr dos puntos:
o Cambiar todos aquellos mecanismos o costumbres que hasta entonces teníamos.
o Integrar un nuevo sistema de mecanismos y costumbres con el nuevo compañero.
c) Los Hijos
Es cuando la pareja hace espacio físico y emocional para recibir a los hijos. Además de ser esposos, toman ahora el papel primordial de padres.
Sin embargo, es muy importante que no olviden que antes de ser padres
son pareja y deben buscar los medios para seguir comunicándose y
relacionándose como antes.
Se requiere el apoyo mutuo de la pareja para que aprendan a ser
padres y para que se pongan nuevas reglas y estatutos en el hogar que
incluyan a sus nuevos miembros.
Es importante recordar que los esposos son socios en la
tarea de educar a a los hijos; ninguno es más importante que otro. De
igual forma, es importante empezar a formar una especie de patrimonio
que los ayude en un futuro para los gastos fuertes de educación, comida
y vestido de los hijos.
d) La Adolescencia
Es una etapa que pone a prueba la flexibilidad de la familia porque
afecta el equilibrio emocional de todos sus miembros por las
dificultades que se presentan.
Los padres entran al climaterio y la mujer, en particular, comienza
la menopausia. Por otro lado, los abuelos se encuentran en una etapa
crítica porque comienzan a ser incapaces de mantenerse por sí mismos y
requieren de la atención y cuidados de la familia. Todo esto sin contar
los comunes problemas de identidad y rebeldía por las que pasan los
hijos adolescentes.
e) El Reencuentro
Es conocido como el nido vacío y se refiere a la etapa en la
que los hijos son adultos y ya se han marchado del hogar ya sea para
formar una familia, para estudiar fuera o trabajar. Supone el
reencuentro de la pareja ya no como padres, sino como esposos.
Si las cosas han ido bien, a los padres les será más fácil
sobrellevar las futuras etapas. Aquí los esposos deben comenzar a
aceptar el rol de abuelos lo cual requiere la aceptación del deterioro
físico.
Comienza a presentarse la muerte de las generaciones anteriores, lo
cual los convierte ahora en una generación adulta que ya no se
encuentra en primer plano.
Es importante que desde que llegan los hijos, la pareja no olvide
realizar actividades que les permitan seguir llevando una relación de
pareja. Es muy común que los roles de padres desplazan lo roles de
esposos, lo cual hace muy difícil la etapa del reencuentro. En esta
fase no hay otra salida que dejar ir a los hijos y enfrentarse
nuevamente con uno mismo y con la pareja.
f) La Vejez
En todos nosotros existe el temor a llegar a ser viejos y
dependientes de los demás. Es importante que vayamos creando conciencia
de que esta etapa llegará ineludiblemente.
Supone un adaptamiento de costumbres ya que la pareja ha cambiado
física, emocional e intelectualmente. Hace falta más paciencia,
comprensión y cuidados.
Unos de los problemas más comunes en esta etapa es que el esposo se
jubila y regresa al hogar permanentemente (todo el día). Esto
interfiere con las actividades cotidianas de la esposa y cambia el
sistema que hasta entonces le había funcionado. Esto puede ser superado
mediante el establecimiento de límites claros de espacio y actividades
para que puedan seguir funcionando independiente y cordialmente.
Estas son las etapas por las que toda pareja pasa, a menos que
sucedan situaciones como: ausencia de hijos o muerte prematura de uno
de los dos cónyuges. De cualquier forma debemos resaltar la importancia
de que las fases de la pareja no son situaciones aisladas si no que son
elementos que forman parte de un todo: el ciclo vital de la pareja.
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