No hay día que no nos desayunemos los radioyentes, los televidentes y los lectores de los diversos medios, con las mismas noticias de destrucción y muerte en el Oriente próximo, entre judíos y palestinos .Es el pan de cada día, sin solución de continuidad, desde hace muchos años.
El macabro ritual es bien conocido. Acción y represión. Arafat y Sharon enfrentados, haciendo baldíos todos los intentos de paz duradera. Un circulo mortal y espiral de violencia sin sentido, donde se ha perdido ya la cuenta de víctimas por autoinmmolación terrorista y por represalia global o selectiva.
Y a este inhumano panorama nos hemos habituado e insensibilizado los demás habitantes de la aldea global. Se cumple una vez más, en cada uno de nosotros, la verdad del dicho oriental: Importa y preocupa más un granito en la nariz que un seísmo en los antípodas.
Lo más lamentable y condenable de todo, es constatar la inutilidad, la ineficacia y la carencia de operatividad de las Naciones Unidas, (ONU), creada para lograr la paz mundial.
Sin la intervención y apoyo decidido de todas las naciones, con EE.UU. a la cabeza, tendremos por muchos años, el bochornoso espectáculo de la locura cotidiana en el Oriente Próximo.