Actualmente
se habla muy seguido de la justicia. Para los niños y los jóvenes casi
todos son injustos. Los esposos a veces consideran al cónyuge un
injusto porque no se comprenden. Y los trabajadores consideran injustos
a los patrones por no pagarles lo que ellos creen justo.
Además, ya no es raro ver manifestaciones en la calle que piden
justicia por tal o cual situación: se pide la justicia al gobierno, a
los empresarios, a los padres, a los hijos, a la pareja, etc. En fin,
vivimos en una época en que hablar de la justicia está de moda. Pero,
¿en realidad se sabe qué es?
¿Qué es la justicia?
Es una virtud humana por medio de la cual el hombre, por voluntad
constante y firme, da a cada uno lo que es debido. La justicia se
fundamenta en el amor y en el respeto hacia uno mismo y hacia los
demás. Sin amor y respeto no hay justicia, porque sólo a través de
estos se hace posible la convivencia feliz y el respeto entre los
hombres.
Por ello se dice que cuando los padres son respetuosos y justos,
forman hijos justos. No hay que olvidar que los hijos aprenden de sus
padres con su ejemplo y con la forma de vivir los valores que
engrandecen al hombre.
Formas de justicia
Se dice que hay varias formas de justicia:
a) Justicia que relaciona al hombre con Dios: En la llamada
virtud de la religión, que inclina al hombre a dar a Dios el culto como
creador y cumplir esa necesidad del ser humano con el Supremo, en la
religión o culto que prefiera.
b) Justicia social: Es la que conduce a cada persona a
actuar en la sociedad buscando el bien común. Uno de los principales
objetivos de la justicia es proteger la libertad y la dignidad del
hombre.
c) Justicia distributiva: Es la que rige las distribuciones
según las necesidades de cada uno, según el valor que representa con
relación a los otros y al conjunto de la comunidad. Sería injusticia
repartir los bienes de manera caprichosa.
d) Justicia conmutativa: Es la que regula los deberes y
derechos de los hombres entre sí. Es la que justifica la dignidad de la
persona en forma particular y en perfecta unidad de derecho.
Para vivir la justicia
Una vez conociendo a fondo el valor de la justicia, surge la
pregunta de cómo vivirla. A continuación se presentan unas sugerencias:
a) En nuestra relación con Dios: Dada nuestra necesidad de
relacionarnos con el Creador, es importante darle culto. Cada persona,
según su condición de vida y en la religión que profese, puede
relacionarse con Él.
b) En relación con los demás. Primero hay que dar a cada quién lo suyo por amor. Este es el principio que debe regular nuestra conducta para con los demás.
Otra regla básica para la relación con los demás, es no perjudicar
el buen nombre o fama del prójimo. Hay que recordar que aunque otros no
piensan como uno, tienen una dignidad igual a la nuestra y merecen
respeto.
Y por último, aunque quizá debiera ser la primera, hay que saber
perdonar. Si yo sé perdonar los errores de los demás, con seguridad los
míos también serán perdonados. El rencor sólo crea un círculo vicioso,
donde todos llegan a odiarse. Es preferible crear ese mismo círculo con
el perdón.
c) Con nuestros hijos: Es importante enseñarles de acuerdo a
su edad a cumplir sus compromisos, a decir siempre la verdad, a aceptar
las reglas, a respetar la propiedad ajena, a evitar las chapucerías y
respetar los derechos de los demás.
A los niños pequeños se les debe educar con amor en la obediencia,
responsabilidad, orden y sinceridad. A los jóvenes hay que ayudarles a
descubrir el valor que es el ser un buen hijo, ser buenos ciudadanos y
vecinos, buscar el bien común.
La justicia se aprende y se vive en casa. Si nos esforzamos por
vivirla, es seguro que desaparecerán esas quejas tan comunes de que no
existe la justicia.
Justicia es dar a cada quién lo que se merece.