Fuente: es.catholic.net
¿Debo aceptar el uso de internet en mi casa, sabiendo que los
filtros son siempre esquivables, si creo que es la puerta para
contenidos que van en contra de mis principios morales?
Esta pregunta me recuerda aquella historia que escuché una vez en
la radio. Hablábamos precisamente de los altos contenidos eróticos de
algunos programas y anuncios que se transmitían en horarios
supuestamente infantiles y uno de los invitados nos decía: Imagínate
que llegas a tu casa y ves que en la sala está sentado tu hijo pequeño
con un señor a quien tú no conoces y con la mayor familiaridad están
hablando de temas sexuales. Bueno, lo primero que tú harías sería
preguntarle: -Disculpe, señor, pero ¿cómo entró aquí y que está
haciendo sin mi permiso hablando con mi hijo? Bueno, pues eso es lo
mismo que pasa con la televisión, tienes a una persona a quien tú no
has invitado, sentada en la sala de tu casa y hablando con tus hijos de
sexo, de violencia y de otros muchos temas.
Si ésto sucede con los medios de comunicación, podemos decir que el
problema se eleva a grandes potencias cuando hablamos de internet en
donde no hay horarios infantiles y el material que se ofrece va
desde imágenes hasta escenas de cualquier tipo que se pueden ver o
repetir, una y otra vez, al gusto del consumidor.
Pero no debemos satanizar los medios de comunicación, concretamente
el internet. Recordemos que puede ser una herramienta poderosa para la
educación (consulta de libros, enciclopedias, proyectos educativos),
sano entretenimiento, formación. ¿Qué debemos hacer?
Algunos consejos prácticos:
1. Fija un horario para el uso de internet en tu casa. No permitas
que tu casa se convierta en un espacio en donde conviven cibernautas
aislados en su internet. Recuerda que el internet puede causar adicción
si no pones límites.
2. Acostumbra a los tuyos a que utilicen internet para cubrir
necesidades reales. Enséñales que internet se utiliza como una ayuda
para hacer las tareas, visitar museos virtuales, realizar compras para
ahorrar tiempo y dinero. Sácale jugo a tu economía a través de
internet.
3. Más vale prevenir que remediar. Procura estar presente en
casa durante el horario que hayas establecido para la utilización de
internet y diles a los miembros de tu familia que no se encierren en
sus cuartos mientras lo usan. Que dejen la puerta abierta para que tú
puedas darte una vuelta, por si tienen problemas técnicos con la computadora. No te preocupes por lo que te digan. Acostúmbralos a que te sientan presente por si acaso.
4. Lo más importante: forma la conciencia de los tuyos. Tu familia
no vive en un invernadero. No puedes taparles el sol con un dedo y
negarles que vivan en el mundo. Es mejor que los prepares formando
adecuadamente su conciencia. Enséñales a distinguir el bien del mal y
motívales para que luchen siempre por cumplir el bien. Foméntales un
gran amor a Dios para que de esta forma en todo su actuar cotidiano
tengan como principio el agradar siempre y en todo lugar a Dios.
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