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Historicidad de los evangelios

Si hay algún escrito que reúna los criterios de credibilidad (autenticidad, veracidad, e historicidad) que se exigen para ser considerado histórico, este es, sin duda alguna, el Evangelio. En él se recogen los dichos y hechos más relevantes de Jesús, llamado Cristo.

Ya desde el principio,-primeros siglos- aparecieron escritos falsos y falseados, llamados apócrifos, que pretendieron suplantar la veracidad e historicidad de los evangelios.

El intento de presentar el contenido y mensaje del libro santo, como fruto de la imaginación de sus autores o del interés eclesial, se ha mantenido, con mayor o menos virulencia, a lo largo de los siglos.

En la actualidad, en los modernos medios de comunicación, el ataque se ha vuelto más furibundo y persistente. Bastaría recordar, entre otros muchos, el filme de Martín Scorsesse, La última tentación de Cristo, o el no menos desafortunado The body, protagonizado por nuestro galán malagueño, Antonio Banderas; así como los novelados e inconsistentes relatos seudo religiosos, tanto escritos como televisivos, de J.J.Benitez en su Caballo de Troya o El mensaje enterrado .Tales engendros no merecerían la menor atención crítica, sino mostrasen un interés más que sospechoso, por arrasar con la fe del ciudadano sencillo, inerme ante la avalancha agnóstica y materialista.

A esta lista se ha añadido la novela del americano Dan Brown “Da Vinci Code”que presenta a la Magdalena casada con Jesucristo. Todo vale. Las aberraciones y dislates, no tienen límite. Menos mal que el sentido común de la gente pondrá en su sitio a tales innovadores, que sólo pretenden sembrar el confusionismo a su alrededor.