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Hablemos claro

ADVERTENCIA- Lo que voy a escribir  lo haré sin consideración alguna al lenguaje hoy en uso, es decir, a lo políticamente correcto. Lo haré sólo desde mi fe cristiana. Trataré de hacerlo sin ambigüedades y con la máxima claridad y transparencia  posibles. Llamaré pues, pan, al pan y vino al vino. Lo único importante es que se entienda todo y se tengan ideas claras, única manera posible de tener comportamientos correctos.

PANORAMA ACTUAL.

Hoy vivimos por todas partes y en todos los medios,  una gran inflación de palabras e ideas  y en consecuencia, un tremendo confusionismo en los comportamientos.. Decía un refrán que “hablando se entiende la gente”. No parece sea del todo cierto. El mundo y la sociedad actual se asemejan a la bíblica torre de Babel. Nadie se entiende.

La confusión de ideas, de discursos y de comportamientos está a la orden del día. No se admite más verdad que la de cada cual. “Es verdad  lo que a mí me parece. Es falso o es malo lo que no entiendo o me desagrada”.

Esta postura vital es lo que el Papa actual, Benedicto XVI ha llamado el mal más serio del  mundo: y de la sociedad : El relativismo.

En el pasado se admitía, sin lugar a discusión, que la Verdad, el Bien provenía y  estaba en  Dios. El papel del hombre, como criatura dependiente en todo de El, era descubrir  la Verdad revelada y adherirse a ella. Conocer lo mandado y obedecer lo propuesto por su Creador.

Hoy todo ha dado un vuelco completo. Se ha desplazado a Dios del concierto humano-los hombres viven como si Dios no existiera-y no saben lo que es la Verdad ni lo que está bien o mal. Lo peor de todo es que llaman bien al mal y al revés. No hay Dios que los ponga de acuerdo en casi nada. La ceremonia de la confusión está servida.

.SOLUCIÓN AL PROBLEMA La verdad no es cuestión de mayorías o minorías. La Verdad plena es Jesucristo. verdadero Dios y verdadero Hombre. Nuestro dios no es un Dios mudo.  El ha hablado al  hombre-el único ser inteligente y libre- por medio de la Naturaleza, de la Biblia, de los  profetas y de su propio Hijo.

Jesucristo es la luz del mundo, el Camino único para ir al Padre, la Verdad absoluta, y la Vida en plenitud.

Todo consiste en que el hombre conozca a Jesús, le ame y le siga como su Señor y Salvador, cumpla su Voluntad divina y pueda así vivir la vida eterna que Jesús nos mereció con su muerte y resurrección.

Jesucristo es la solución al problema del hombre en concreto y de la humanidad en general.

LA MEDIACIÓN DE LA IGLESIA.

Jesús, según aparece en los evangelios y nos trasmitió la Tradición, fundó su Iglesia, una, santa, católica y apostólica sobre Pedro en comunión  con los demás  apóstoles .

A Pedro y a los apóstoles les dio todo el poder espiritual para obrar en su nombre. La Iglesia con el Papa a la cabeza y los obispos en comunión con él, ha ejercido este poder espiritual a través de los siglos. Continua ahora  en el mundo la misión de Cristo en la tierra hasta el final de los tiempos.

La Iglesia como Jesús, ama a todos los hombres sin excepción. Si alguna preferencia hay, es para los más pobres, pecadores y necesitados material o espiritualmente. Por consiguiente, no excluye a nadie, por discriminación de sexo.

MATRIMONIO - HOMOSEXUALES.

Naturalmente las personas homosexuales – con tendencias afectivas hacia las del propio sexo- son también hijos de Dios y si están bautizados y tienen fe, forman parte de la comunidad cristiana como los demás.

No obstante, hay una cosa que no se acaba de entender bien. La Iglesia, como Jesús, no puede aprobar las conductas desordenadas de los homosexuales. Les anima a corregir su tendencia o a vivir su situación con dignidad, como otros cristianos célibes, viudos o solteros con el recurso a la oración y a los sacramentos.

Las conductas desordenadas, sodomitas, en ningún caso pueden ser aprobadas por la Iglesia. Objetivamente son pecado. Van contra el 6º mandamiento del Decálogo y están claramente rechazadas tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

Surge un serio problema cuando la Ley civil les permite vivir como matrimonios. Nadie y menos la Iglesia,  discute que los homosexuales tengan los mismos derechos civiles que los demás como en cuestiones de herencia, reparto de bienes etc.

La oposición proviene y radica en pretender el Parlamento, incluir en el Código civil un reconocimiento jurídico de estas parejas, equiparable a los derechos de los demás matrimonios, incluso el de adoptar niños. No pueden tener igualdad de trato jurídico dos realidades  que son totalmente distintas y diferentes.

No es lo mismo el matrimonio formado por un hombre y una mujer, establecido por Dios, desde el comienzo de los siglos, que la unión de dos personas del mismo sexo. Dos tuercas o dos tornillos, si no se mezclan, no sirven.

La base y cimiento de toda sociedad, desde que el mundo es mundo, por el acto generacional ha sido el hombre y la mujer- matrimonio heterosexual- que por distintos entre sí, se complementan y procrean los hijos. Así ha funcionado el matrimonio en todo tiempo y en todas las culturas.

El pueblo español con certero instinto y buen sentido común bien lo dio a entender con la multitudinaria manifestación a favor de la familia el 18 J.

Esta manifestación, a pesar de la intoxicación de ciertos medios, no fue convocada por la Jerarquía de la Iglesia católica, sino por la Federación Española del Foro de la Familia. Naturalmente, que tuvo el apoyo-¡faltaría más¡- de todos los obispos españoles, del Vaticano y hasta de otras confesiones cristianas y no cristianas.

Unas decenas de obispos-entre ellos el cardenal de Madrid y el de Toledo- se personaron en la misma. Otros, como los demás ciudadanos, no lo hicieron, sin que esto supusiese división entre ellos.

CONCLUSIÓN.

Este problema es de extrema gravedad para el futuro de las familias, de la sociedad , de la Iglesia  y de la generalidad de los españoles. Es algo inusitado en el mundo entero.

España ha sido el primer y único país del mundo en este experimento jurídico. No constituye ningún timbre de gloria. Al revés. La ley civil injusta no se debe obedecer.. La conciencia como santuario de Dios está antes y por encima de toda ley humana.

El católico que acusa o arremete contra la Iglesia o la Jerarquía en este tema, debería plantearse seriamente sus convicciones religiosas o católicas.

Por otra parte, no se ha de convertir España en un laboratorio experimental de ideologías y comportamientos no cristianos. ¡Los experimentos con gaseosa¡. .