Guerra en la teología de la liberación
Clodovis se pregunta para qué alguien se va a integrar en una religión que es sólo otra actividad social. ¿Para qué aceptar toda la doctrina católica si el objeto principal de la Iglesia no es salvar almas, sino tratar de alcanzar ciertas utopías?
En pocas peleas surge tanta maldad como en pleitos teológicos. Esto se puede comprobar en la disputa surgida entre las dos figuras clave de la teología de la liberación, los hermanos brasileños Leonardo y Clodovis Boff. Aunque poco reportada fuera de los círculos teológicos, la importancia del pleito transciende lo académico y sugiere que la teología de la liberación, antes tan prominente en Latinoamérica, se autodestruye bajo el peso de sus propias ambigüedades y de las intensas críticas producidas durante varias décadas.
Leonardo es el más famoso de los hermanos. En su libro Iglesia, carisma y poder: teología de la liberación y la Iglesia institucional (1985) aplicó el análisis marxista a la Iglesia católica. El entonces Fray Leonardo llegó a la conclusión marxista de que "la iglesia institucional" es el equivalente eclesiástico de "la burguesía" que controla los "medios espirituales de producción".
No es necesario tener un título de Teología para saber que tales argumentos son incompatibles con el catolicismo ortodoxo. Luego de conflictos con obispos brasileños y con el cardenal Ratzinger (ahora Papa y entonces guardián oficial de la ortodoxia), Leonardo colgó los hábitos y abandonó la Orden Franciscana.
Por su parte, su hermano Clodovis siguió siendo sacerdote dentro de los Siervos de María. Hasta hace poco se le identificaba como miembro radical de la teología de la liberación, pero a fines de 2007 sorprendió a sus amigos con la publicación de una dura crítica a "como realmente existe", en la Revista Eclesiástica Brasileira.
Clodovis mantuvo que el error básico de la teología de la liberación es sustituir a Jesucristo por "los pobres" como "principal principio operativo" y apuntó a los recién censurados textos de Jon Sobrino, S.J., como ejemplo del daño que le hacen a la integridad de la fe cristiana.
Primero, estimulan la tendencia a ver a la Iglesia como un "movimiento popular". Entonces, los organismos religiosos comienzan a sentirse como ONGs militantes. Y Clodovis se pregunta para qué alguien se va a integrar en una religión que es sólo otra actividad social. ¿Para qué aceptar toda la doctrina católica si el objeto principal de la Iglesia no es salvar almas, sino tratar de alcanzar ciertas utopías en este mundo?
Más seriamente, Clodovis sugiere que los teólogos le dan prioridad a los pobres por encima de Cristo. El "resultado inevitable es la politización de la fe, su reducción a un instrumento para la liberación social". Según Clodovis, "el principio de Cristo siempre incluye a los pobres, pero el principio de la pobreza no incluye necesariamente a Cristo". Esa fue una de las críticas hechas, en los años 80, por el actual Papa Benedicto XVI.
Según Clodovis, su objetivo es purificar de errores la teología de la liberación, no destruirla. Pero su hermano Leonardo le contestó, en mayo de este año, rechazando duramente tales argumentos y manteniendo que salir al encuentro de los pobres es encontrar a Cristo, añadiendo que las palabras de Clodovis serían utilizadas por las autoridades eclesiásticas para acabar con la teología de la liberación. Eso refleja la creencia de muchos teólogos de la liberación de que todo se reduce, a fin de cuentas, al poder. Así la idea de que alguien cambie de manera de pensar es vista como si uno se cegase ante la realidad y entrease a formar parte de la "represión burguesa". Pero el cambio de manera de pensar de Clodovis nos confirma la fragilidad intelectual de la teología de la liberación. Es como si el teólogo católico Michael Novak nos anunciara hoy que el capitalismo es fundamentalmente incompatible con el cristianismo.