Es muy propio de ciertos sectores y personas desafectas con la Jerarquía católica el colgarles etiquetas en sus actuaciones pastorales, según estén o no de acuerdo con sus criterios "infalibles" y sentirse árbitros indiscutibles de lo verdadero y de lo falso.
Una vez más se evidencia lo anteriormente escrito al ver cómo algunos medios calificar de "CONSERVADORES" a los obispos que se manifestaron a favor de la familia.
Por el contrario, esos mismos tachan de "PROGRESISTAS" a los prelados inasistentes o que no se posicionan en sus declaraciones. Tales criterios etiqueteros me parecen injustos, inadecuados y no conformes a la realidad.
Todos los obispos -se hayan o no manifestado el día 18 J- ESTÁN TOTALMENTE DE ACUERDO EN DEFENDER LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA y si se les urge se posicionan EN CONTRA, NO de las personas homosexuales, sino de los "matrimonios" homosexuales y de la prioridad de los derechos de los niños adoptandos a tener como todos los demás, un padre y una madre. ¡Sobran etiquetas y árbitros infalibles¡